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martes, 27 de junio de 2017

La fragua literaria leonesa: María José Prieto

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LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

María José Prieto: "Es mejor reír que llorar y creer, por otra parte, en un futuro esperanzador"

Manuel Cuenya | 27/06/2017 - 16:28h.

La poeta y narradora María José Prieto Vázquez, autora de 'Había una vez un instituto', está ahora con varios proyectos a la vez, a saber, con un libro de relatos titulado 'Retazos de intriga y misterio', una novela histórica, 'Un emperador, una mujer y una fe',  y una serie de poemas

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María José Prieto Vázquez
"...El jefe de estudios proyectaba una imagen de persona engreída y de escaso seso, pero a veces nos sacaba de apuros. Se creía el presidente de los Estados Unidos de América. Era un gallo que daba una imagen de manipulación y dominio poco vista. Lo bueno era que se le veía venir. Miraba al equipo de profesores como el soberano a los esclavos mesopotámicos. Creyéndose en posesión de la verdad absoluta, ponía cara de perdonar la vida a todos los que no pensaban como él ni eran de su cuerda. Menospreciaba el trabajo de los demás de la forma más impúdica, y reclamaba que el total de la población docente le rindiera pleitesía..."
(María José Prieto, 'Hubo una vez un instituto')
Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación (Pedagogía) y Catedrática de Lengua y Literatura española, María José Prieto es asimismo narradora y poeta.
Agradezco al narrador Daniel Higinio López Abella, a quien también dedicara una fragua literaria en este mismo diario, que me hablara de María José Prieto Vázquez, quien recientemente ha publicado una obra estupenda, en la que plasma, con extraordinario sentido del humor y una prosa ágil, sus experiencias como docente en diversos centros educativos de Extremadura y Madrid, entre otros, durante más de treinta años.
'Había una vez un instituto', que así se titula su nuevo libro, nos engancha desde las primeras frases. Resulta amena, divertida. Y por supuesto nos invita a reflexionar acerca del mundo en que vivimos, en este caso centrado en los conflictos de la docencia secundaria, con su falta de valores, lo que remite a su ineficaz política educativa.
"El fin de la obra es que la gente se conciencie de esta crisis que existe en la enseñanza y que se puede arreglar si complementamos la potenciación de una enseñanza verbal, como era la antigua, con la enseñanza de la imagen y de la intuición, a la vez que se refuerza la voluntad, tan abandonada últimamente y que es la madre del cordero de todos los problemas actuales. Hallamos alumnos muy inteligentes, pero con muy poca fuerza de voluntad, la cual tendría que empezar a trabajarse desde el ámbito familiar. Y ser precisamente la familia una aliada del profesor y no lo contrario, como se demuestra muchas veces", sostiene María José, que parte de la realidad, de experiencias suyas  y de aquellas que han vivido sus colegas, una obra "contada en técnica de contrapunto", en la que pone de manifiesto "los arduos problemas que acucian a la Enseñanza Media y que se vienen dando de manera gradual desde hace años, producto de la caída de valores en la sociedad".
Una novela autobiográfica, "con un tratamiento literario conceptista en el que incluyo exageraciones y otros procedimientos del estilo para dar mayor énfasis y humorismo a unos sucesos  que tendrían más de dramático que de otra cosa. Pero es que es mejor reír que llorar y creer, por otra parte, en  un futuro esperanzador".
Un libro en el que prima la ironía, lo satírico, los juegos de palabras, una variedad de registros lingüísticos en función del nivel sociocultural de los personajes, la fantasía mezclada con la realidad, que "no cuenta al pie de la letra lo que sucedió" porque todo está pasado por el tamiz de la subjetividad de su propia autora, con tintes esperpénticos en el uso que hace de los topónimos y antropónimos, como Orondo del Pelo tieso, El Coco Endeble, Espúrea del Higo Chumbo, Cazurrolandia, Becerrolandia, doña Alargada del Ano, Casiano del Belfo, Mesalina de la Bella Escultura, Desquiciada del Trigémino, Esparraguita del Triguero Armazón,  Refulgencio del Traje Estirado, Ambrosía del Verbo Altivo, Gumersinda del Ojo Chindo, Megalómano de la Risa Floja, o la propia Inocencia (la prota de estas 'memorias'), entre otros muchos personajes y lugares pintorescos, que tanto hacen recordar a Valle-Inclán, a Cela o al propio Quevedo.
En la actualidad, ya jubilada de sus labores docentes en enseñanza secundaria, María José se dedica, aparte de seguir escribiendo poesía y narrativa, a impartir clases de Escritura Creativa en la Cruz Roja de Madrid como voluntaria, algo que le entusiasma, porque considera que estas clases son constructivas al máximo, tanto para el alumnado como para la profesora, que se siente obligada a preparar constantemente materia relacionada con el tema –añade–, y también impulsada a escribir todo tipo de géneros literarios.

domingo, 25 de junio de 2017

Lawrence del Bierzo, por Manuel Ángel Morales Escudero


Agradezco esta sección que me dedica, en La Nueva Crónica, el narrador, poeta y dinamizador cultural en el Bierzo, mi tocayo Manuel Ángel Morales Escudero, a quien uno también ha tenido la ocasión de entrevistar para ileon.com: http://www.ileon.com/cultura/073276/manuel-angel-morales-la-narrativa-es-el-mejor-cauce-para-comunicarme-con-el-mundo
Estamos y estaremos, Manuel Ángel, para echarnos un cable. Un placer y un honor que me haces con tu hermoso texto en 'La torre de los sueños'

Y por supuesto quiero agradecerle a Mar Iglesias, redactora de la Nueva Crónica, que me hiciera esta foto en el Museo de la Radio de Ponferrada con motivo de la presentación de la Antología de relatos de mi alumnado. 




Manuel Cuenya, escritor y profesor de escritura creativa, y también el viajero narrador del Bierzo.

Ángel Morales Escudero | 25/06/2017AA
Lawrence del Bierzo
LA TORRE DE LOS SUEÑOS Hay en el alma de ciertas personas un impulso que los lleva a buscar en el viaje el descubrimiento de sí mismos. Manuel Cuenya es una de ellas
E l Bierzo que tanto se parece a La Comarca de Tolkien y en el que los bercianos, como los hobbits, vivimos pendientes de lo que pasa en nuestra tierra como si el resto del mundo no nos importara, tiene algún Bilbo Bolsón que, de vez en cuando, da un paso fuera de casa. Y ya sabemos por Tolkien, que hay que andar con cuidado si uno da un paso fuera de su portal, porque eso te puede llevar a otro y a otro más y nunca se sabe a dónde vas a llegar o lo que te puede ocurrir. La monja Egeria, Roger Fernández, Valentín Carrera o, en el caso del escritor que nos ocupa, Manuel Cuenya, empedernido viajero, alma inquieta, autor andariego...ejemplos de que en el Bierzo existen personas que con el corazón en esta tierra alimentan una pasión irrefrenable por ir más allá de las montañas a viajar por el mundo.

La literatura de viajes ha producido muchos y buenos títulos. Al fin y al cabo, desde 
La Odisea de Homero, el viaje ha sido y será el principal argumento, pues, ¿No es acaso un viaje nuestra vida? Así El Quijote es un viaje, como lo es la bajada de Dante a los infiernos en La Divina Comedia, o la búsqueda de la venganza por mares y oceános en Moby Dyck de Melville y así, tantas y tantas obras que exploran ese aspecto imprescindible del hombre, pues los seres humanos nos hemos convertido en lo que somos viajando desde que salimos de África.

Como género literario tenemos libros muy interesantes en España como los de Cela (Viaje a la Alcarria), Josep Plá (Un viaje frustrado) y buenos ejemplos aquí, en León: 
Julio Llamazares (El río del olvido, Tras os Montes), Juan Pedro Aparicio (El transcantábrico) o Ramón Carnicer (Donde las Hurdes se llaman Cabrera). La literatura de viajes es y seguirá siendo una seña de identidad de esta tierra.

Pero los viajes de 
Manuel Cuenya son otra cosa. Si lo he nominado como Lawrence del Bierzo es porque, en muchos aspectos, su obra me recuerda otra que está entre las diez o veinte que más me han gustado en mi vida: ‘The seven Pillars of Wisdow’, traducida en España como ‘Los siete pilares de la sabiduría’ del arqueólogo, soldado y escritor T. E. Lawrence. En efecto, al igual que el paisaje para el autor galés es algo más que accidentes geográficos, cargándose de sentimientos, así en Manuel Cuenya ocurre lo mismo. Su primer libro ‘Viajes sin mapa’ ya nos da una muestra de esas ciudades y lugares que le acompañan en el corazón y que de alguna manera lo han llamado: Lisboa, Marrakech, El Cairo, La Habana... se convierten así en pasajes de su propia alma: «Hay que aprender a viajar, aunque sea hacia el desequilibrio y en un vagón de segunda, porque en el viaje está el deleite y la emoción del mundo».

Lo mismo ocurre en ‘Trasmundo’ que, aunque es un libro de cuentos, en el fondo también es un viaje por algunos pasajes de la mejor Literatura de ficción y de misterio. De hecho, la portada es muy significativa: una niña a caballo. ¿Acaso no podemos permitirnos imaginar que esa niña es el propio espíritu del autor en ese símbolo perpetuo del movimiento que es el caballo?

Pero Manuel Cuenya es mucho más. Es un divulgador cultural y un enamorado de la cultura. Su ‘Vocabulario de Noceda’ y su 
‘Guía de Bembibre’, la curiosa obra ‘El Bierzo y su gastronomía’, permiten descubrir a un estudioso, una personalidad inquieta que gusta de nuevas experiencias y que, además, las comparte. De ahí que se sienta a gusto en diversos campos de la cultura como el cine, su otra gran pasión. Completa esta gran labor con la participación en la revista cultural ‘La Curuja ‘y con su libro de artículos ‘La fragua de Furil’, que lo acredita como columnista sagaz, convirtiéndose con este bagaje en un personaje imprescindible en la escena cultural de la comarca del Bierzo.

Pero es su último libro, 
‘Mapas afectivos’
, el que me parece más interesante hasta ahora, de los publicados por Cuenya. 

(Podéis seguir leyendo este artículo en la Nueva Crónica: http://www.lanuevacronica.com/lawrence-del-bierzo)

martes, 20 de junio de 2017

La fragua literaria leonesa: Sergio Fernández Salvador

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LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Sergio Fernández: "La poesía es la raíz de toda literatura digna de ese nombre"

Manuel Cuenya | 20/06/2017 - 12:15h.

El poeta y músico Sergio Fernández Salvador, autor de 'Lo breve eterno', está ahora ultimando su tercer libro de poemas. Asimismo, está traduciendo una selección de la poesía de Fernando Pessoa.

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Lo bueno de vivir en pareja es que constantemente se puede entrar en éxtasis.
[Lo malo, que igual de constantemente se puede entrar en martirio.]
Admiramos a los que se fugan de las cárceles porque de alguna manera nos identificamos con ellos.
Es necesario releer los libros excelentes porque esos libros siguen siendo los mismos pero nosotros hemos cambiado.
[Es bueno seguir leyéndolos, desde luego, pero precisamente porque cambian con nosotros, pues los libros sólo existen en Un mismo libro, en los sucesivos lectores que seré, no puede ser el mismo libro.]
Enamorarse es gratuito, otra cosa es si uno se ve correspondido.
[Y ese amor, que no nos cuesta nada, vale por todo.]
Si se contempla un río el tiempo suficiente acaba revelándonos su secreto.
[Y ese secreto será: No hay ningún secreto.]
Piensa mal de ti mismo y acertarás.
[Seguramente, pero de qué nos sirve acertar así.]
Estaría bien que todos los alcaldes leyeran a Montaigne.
[Estaría mejor que bien, pero sin picar tan alto yo me conformaría con que un presidente del Gobierno leyera algo que no fuese el Marca.]
Hay aforismos en el aire que hay que cazar como si fueran mariposas.
[Hay poemas en el aire...]
Que nadie te necesite te convierte en un inútil.
[Pero quiero pensar que se puede no ser necesario y sin embargo hacer un poco mejor la vida de otros (escribiendo buenos libros, se me ocurre).]
La memoria es un espléndido bosque de alimañas.
[... y de gamusinos.]
El deseo que se convierte en amor nos saca de la locura del deseo indiscriminado.
[... para meternos en la del amor a jornada completa].
La mayoría de las viudas de los grandes escritores se convierten en brujas.
[Hombre, la mayoría... Lo que pasa es que su entrada en escena es tan sonada...]
Podemos aprovechar nuestras visitas al dentista como ejercicios de estoicismo.
[Estoy cismo, estoy hasta los mismísimos, estoy por pedir un crédito...]
Hay que tener varios sueños en la vida por si falla el sueño principal.
[Muy bien, pero de uno en uno, que es la única manera de que no fallen.]
Sergio Fernández Salvador es un poeta y músico leonés que, por razones de trabajo, se fue a vivir a Valladolid hace varios años. En cualquier caso, se siente arraigado a su tierra, que suele visitar con asiduidad, porque en León tiene a su familia, y por supuesto muchas vivencias. "El paisaje leonés, de la montaña al páramo, de los Picos de Europa a la Tierra de Campos, me es muy amado. La huella de este paisaje y este paisanaje es, creo, evidente en mi poesía. Uno es en buena medida su paisaje, crece escuchando a unas personas, sus palabras", señala Sergio, convencido de que insuflar un poco de vida a las palabras puede ser el estímulo para escribir un poema. Como le ocurre a él con la palabra "puelme", que decía mucho su abuela.
En cuanto a la narrativa que se está haciendo en la actualidad en la provincia de León, si bien dice no estar al día, porque, en su opinión, casi no lee novelas, prefiriendo otros géneros prosísticos, sí siente aprecio por los libros de Julio Llamazares, "tan apegados a su tierra"; los diarios de Avelino Fierro, "que consiguen un equilibrio admirable entre vida leída y vida vivida, y que me permiten pasear por mi León cuando no estoy en él"; los diarios de Andrés Trapiello, "ya obra canónica de la literatura española; o, entre los que nos dejaron, los cuentos de Antonio Pereira, tan cercanos a la poesía, que nos dejan entrever que es ésta la raíz de toda literatura digna de ese nombre". En realidad, el germen de la prosa, de la buena prosa, de la buena literatura –en palabras de Sergio- es la poesía. "Andrés Trapiello lo ilustra muy bien: 'La poesía es el cuerpo de la literatura, y los distintos géneros los trajes con que vestimos ese cuerpo'".
Asimismo, muestra su entusiasmo por la obra de Antonio Colinas y la de Antonio Manilla, "del que destacaría dos de sus últimos libros, 'Broza' y 'El lugar en mí'. También la de Leopoldo y, en menor medida, Juan Luis Panero".
Por otra parte, cree que la última poesía leonesa se ha resentido de la excesiva huella de Antonio Gamoneda, que gozó de un éxito sin precedentes. "Creo que aún la lastra una tendencia hacia el hermetismo que me parece poco poética, por poco comunicativa", sintetiza este poeta y profesor de flauta travesera, que lleva ejerciendo como tal en el conservatorio de Valladolid desde 1996.
En este sentido, cree que la música es condición sine qua non del poema, "y un componente muy importante en ella es la medida de los versos, el número". Sea como fuere, la música debe estar presente en la poesía. Podría haber poesía sin metro, según Sergio, pero siempre que se alcance esa música por otros medios, "como consigue, por ejemplo, José Jiménez Lozano".
Como bien nos recuerda Sergio, la música está también en las palabras, en cómo suenan, en cómo se agrupan, "bien entendido que el lenguaje de la poesía no es el de la prosa". En su caso, él, como poeta y músico, busca la medida de los versos, la intención de los acentos, una cadencia que ayude a entrar en el poema, que lo haga más acogedor. "Pero todo esto, siendo importante, no será nada si la poesía no está al servicio de la emoción, tan extrañamente menospreciada hoy, si el poeta no consigue que, en última instancia, su emoción sea también la del lector", aclara Sergio, para quien la poesía podría ser una vía de autoconocimiento "en la medida en que nos haga más patente nuestro desconocimiento, nos ayude a comprender que sólo nos queda aprender a vivir en esa intemperie".
(Puedes seguir leyendo esta fragua en ileon.com)
http://www.ileon.com/cultura/075259/sergio-fernandez-la-poesia-es-la-raiz-de-toda-literatura-digna-de-ese-nombre

domingo, 18 de junio de 2017

Noceda se viste luto, una vez más

Vaya mala racha que llevamos en el útero de Gistredo. Se nos muere toda la gente, joven, mediana, mayor. Nos morimos todos cada día, un poco más. 
Ahora le ha tocado a una chica, de 55 años, Mari Cruz, a quien conocía, no sólo por ser paisana, sino porque solía verla en el campus de Ponferrada, donde ella trabajaba, y donde trabaja su hermano Gabriel y su cuñada Geli (mucho ánimo y fuerza para vosotros, lo siento mucho). 
A decir verdad, hace ya tiempo que no la veía. Al parecer, la procesión estaba por dentro. 
La muerte en sí misma me trastoca, sobre todo desde que nos abandonara mi padre, a quien hoy llevamos flores al cementerio, qué tristeza, algo que acaba dejándome para el arrastre. 
Y encima, de paso hacia el cementerio, vimos (mis hermanas y uno mismo) la esquela de Mari Cruz. 
Me quedé flipado, sin palabras, y entonces me acordé de que, hace poco más de un mes, su hermano Gabi me había contado que su hermana no se encontraba bien. Le deseé lo mejor. Por supuesto. 
Pero no imaginaba que sería tan grave, que no pudiera recuperarse. La muerte me tiene en vilo. Me cuesta aceptar que la gente, sobre todo la gente querida y cercana, se muera. 
La vida es en verdad un absurdo, un sin sentido, un cuento kafkiano: de repente te levantas, un mal día, y sientes que te has convertido en una cucaracha, que tienes un tumor maligno, que estás afectado por cualquier putería, que te quedan pocas horas o días de vida. 
Sí, vivir cada día es un milagro, aunque uno no crea en milagros, qué cosas, un regalo, como nos dijera el gran Juan Goytisolo, cuyos últimos años de vida me resultan estremecedores, a tenor de lo que contara. 
Una vez que se te va la libido (y ya no sientes deseos ni de escribir), entonces comprendes que la vida ha dejado de tener sentido, tu vida ha dejado de ser, tu deseo, tu Eros se ha roto, o se ha aniquilado, y sólo queda el Thánatos, ese halo mortuorio que impregna todo, porque toda la vida se resuelve en Eros y Thánatos, nada más hay ni habrá bajo este firmamento infinito o finito (quién sabe) que no limita ni con dios, este universo en expansión, corrido al rojo... vivo, cuya expansión se está incluso acelerando, y hasta puede que algún día, quizá, acabe reventando, como explosionó el Big Bang, cuando aún no existía ni espacio ni tiempo. O sí. Espacio y tiempo, claves esenciales para movernos, con un origen finito, como podría ser el origen de la materia y la energía. 
La muerte de alguien conocido, querido, como es el caso de Mari Cruz me lleva de un modo inevitable a replantearme la existencia, incluso la existencia cósmica. Es evidente que estamos de paso, que somos nada en medio del polvo interestelar, polvo somos y en polvo nos convertiremos. Estamos de paso por este escenario teatral, la vida es puro teatro o teatrillo. Y vivimos cuatro días, a veces mal contados. Y nos complicamos la vida con pelotudeces. Gastamos nuestro tiempo, tan valioso, en cosas ridículas. Nos desgastamos y, cuando queremos darnos cuenta, ya no estamos, o estamos para que nos lleven al geriátrico. La vida, cuando lo es, se resuelve en un suspiro. Cuando uno quiere darse cuenta, ya ha pasado el tren, ya no podemos agarrarnos a nada, ni a nadie. 
Hoy, el fallecimiento de Mari Cruz y la visita al cementerio para llevarle flores a mi padre, me ha dejado fuera de juego, fuera de onda. Mas no quiero caer en un agujero negro de este cosmos. Haré corazón de tripas (o viceversa, algo servirá) para seguir en la brecha, en esta senda, en este camino, peregrinando, luchando. Tu recuerdo, Mari Cruz, nos seguirá acompañando mientras nos quede una gota de sangre en las venas. 

jueves, 15 de junio de 2017

La fragua literaria leonesa: Benito González

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LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Benito González: "Mentalmente, he sido y sigo siendo un campesino y eso decide tu forma de ser y de pensar"

Manuel Cuenya | 14/06/2017 - 16:34h.

El investigador y narrador Benito González, autor de 'Rodanillo, un pueblo del Bierzo Alto' y 'La Villa de Losada, su historia y sus gentes' está ahora con proyectos, "pequeñas historias cercanas que se sienten y emocionan", que espera que vean la luz, ya sea en 'Bembibre digital' o bien en la revista 'Losada'.

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Benito González González. Foto: Manuel Cuenya
El investigador y narrador Benito González, autor de 'Rodanillo, un pueblo del Bierzo Alto' y 'La Villa de Losada, su historia y sus gentes' está ahora con proyectos, "pequeñas historias cercanas que se sienten y emocionan", que espera que vean la luz, ya sea en 'Bembibre digital' o bien en la revista 'Losada'
Persona culta, con una excelente formación, y buen conversador, Benito González es, además de economista de profesión, un narrador e investigador del Alto Bierzo, en concreto de la población de Rodanillo, perteneciente al municipio de Bembibre.
"Elegí la carrera de Económicas casi por exclusión, porque era la que menos conocimientos matemáticos exigía, sobre todo para una persona de formación netamente humanista como es mi caso".
Charlar con él al amor y calor de un buen plato y un vaso de vino resulta no sólo ameno sino estimulante e instructivo.
Benito ha escrito y publicado, aparte de diversos artículos y relatos sobre el Bierzo, dos libros imprescindibles -al menos para quienes son de la zona, o bien deseen conocerla-, sobre su pueblo natal y Losada, el pueblo vecino.
Supe de la existencia de Benito precisamente a través de la revista 'Losada', que dirige el articulista, poeta y editor Xuasús González, porque en esta publicación se pueden encontrar y leer algunos de los artículos que ha escrito este autor berciano, que vive desde hace muchos años en Madrid. Algo que no nos sorprende, habida cuenta de que son muchos los leoneses y leonesas que se han ido fuera de su tierra.
Cuánto capital humano lejos de su tierra, aunque, por fortuna, una gran parte de escritores, aun viviendo en otros lugares, siguen manteniendo contacto estrecho con sus lugares de origen y por supuesto escribiendo sobre los mismos, lo cual se agradece.
"Nacer en  el medio rural te apega no sólo a un poblado y a unas personas sino también a un paisaje, en el que vives gran parte de tu tiempo en las faenas agrícolas, habituales para los niños de aquel  tiempo. Yo recuerdo con una inmensa nostalgia los ratos que, solo o en compañía de otros niños, pasaba en los prados, a veces muy alejados del poblado, cuidando las vacas. Mentalmente, he sido y sigo siendo un campesino y eso decide tu forma de ser y de pensar", recuerda Benito, cuya vocación por la escritura se remonta a su época escolar, en la que llegó a publicar no sólo relatos sino poemas en una revista, que editaba el colegio en que estudiaba, "como he seguido haciendo recientemente en otras revistas", precisa él, que no se considera escritor aunque haya publicado dos volúmenes.
"Elegí la carrera de Económicas casi por exclusión, porque era la que menos conocimientos matemáticos exigía, sobre todo para una persona de formación netamente humanista como es mi caso".
En cuanto a su vocación o inclinación  por la investigación, cuenta que ya estaba latente y surgió anecdóticamente, "casi por casualidad", porque su libro de Rodanillo "comienza a raíz de una visita que hice al archivo histórico  provincial de León por asuntos personales; por necesidad tuve que hablar con la directora a la que de pasada le comenté que no creía que en el archivo hubiera nada sobre Rodanillo. Al rato vino a mi mesa con un censo de Floridablanca, donde constaban los habitantes de mi pueblo, su número, oficios, edad, etc. Ese documento hizo aflorar la ilusión por conocer y transmitir  a mis vecinos la historia de nuestro pueblo rescatando de  éste y de otros archivos las numerosas e interesantes historias que se esconden en sus legajos. Fueron unos años de trabajo apasionantes".
A continuación llegaría su libro sobre Losada, sobre el que el investigador, profesor e historiador Manuel Olano llegó a decir que "está escrito con rigor, solvencia y maestría", lo cual entusiasma a su autor: "con independencia de los inmerecidos elogios vertidos", Benito cree que Olano ha hecho observaciones muy atinadas, "fruto, sin duda, de una  detenida lectura del libro".
En todo caso, ambas obras, tanto la dedicada a su pueblo como la del pueblo colindante, son historias completas, "tanto en el tiempo como en los temas tratados". Son libros escritos con precisión, sustentados en su mayor parte en documentos originales e inéditos, "como se manifiesta en las numerosas notas a pie de página".
Además de estos dos tomos, Benito ha escrito y publicado artículos acerca de pueblos del Bierzo Alto como Cobrana o San Román de Bembibre, entre otros, algunos de los cuales figuran en la revista 'Losada', "un proyecto de mucho mérito, pues  iniciar y mantener una revista sólo es posible a costa de mucha ilusión y mucho esfuerzo personal". Se alegra de que sus textos son bien recibidos por los vecinos de los pueblos, a quienes van dirigidos fundamentalmente, "que se ven sorprendidos por la existencia de cosas tan antiguas y, a veces, tan curiosas sobre sus pueblos".
Aunque vive en la capital del Reino, Benito vive de cerca lo que se hace en la provincia de León. Y suele viajar con cierta frecuencia a su pueblo y aun a la ciudad de León, de donde es originaria su mujer. "Para mí León es el Bierzo y, últimamente, también León capital, como ciudad llena de arte y de cultura, a la que voy conociendo en detalle personalmente y a través de algunos foros de Facebook".

martes, 13 de junio de 2017

El espacio de los escritores en ciernes, por Mar Iglesias










Agradezco a La Nueva Crónica, y en especial a Mar Iglesias, este reportaje sobre la Antología de relatos que en breve presentaremos en el Museo de la Radio de Ponferrada. Y el 20 de junio en el Albéitar de la ULE. 
Un proyecto que tenía en mente desde hace tiempo y que finalmente ha visto la luz. Gracias a mi alumnado de los cursos de escritura y a la editorial Piediciones por su dedicación. Y por supuesto a la Universidad de León. Me siento ilusionado. Y con ganas de seguir trabajando. 

Mar Iglesias | 13/06/2017AA


El espacio de los escritores en ciernes
LITERATURA De la mano del profesor Cuenya se bautiza el día 16 en el Museo de la Radio la primera antología de relatos de los alumnos que han cursado con él la materia de escritura creativa
Escritor por vocación y casi necesidad personal, Manuel Cuenya ha estado detrás de los cursos de escritura creativa desde sus inicios en la Universidad de León en el año 2002. Su batuta ha estado por detrás de decenas de personas «que creen que tienen algo que contar» con el fin de ser su guía para que ese encaje se materializara en el papel. Ya desde ese momento, Cuenya tenía la intención de que esos relatos que se quedaban en el trabajo de clase y que a veces hacían iluminar el aula, se publicaran «había pensado en una autoedición, pero al final ha sido una editorial». 

Cuenya comenzó enseñando a escribir desde la extinta Escuela de Cine del campus berciano, con la asignatura de guión. Cuando aquellos estudios universitarios se desmembraron no quiso dejar huérfanos de estos ciclos a los alumnos y comenzó con los cursos sobre composición de relatos en 2010, con tres niveles distintos, de iniciación, medio y avanzado. Desde entonces, reconoce que la evolución ha sido notable en los mismos y cada vez son más los que piden formar parte de los cursos, que ofrece tanto en León como en Ponferrada. 
Son treinta horas lectivas en León, aunque se duplican en Ponferrada, con un máximo de alumnos de unos 15, con el fin de que la dinámica del trabajo esté preservada. Los alumnos trabajan sobre textos y, en niveles iniciales van conociendo la estructura que tiene el relato, algo que muchos no conocían «se trabaja mucho la práctica desde el principio. Se les pone modelos y se habla de la estructura, de desde qué punto de vista se debe contar la historia, cómo se construye el conflicto y los personajes, el tiempo...», explica Cuenya. Ese es el principio para comenzar a escribir y conseguir la libertad para sentirse cómodo, cada uno, al calzarse sus propias letras. 

(Puedes seguir leyendo este reportaje en http://www.lanuevacronica.com/el-espacio-de-los-escritores-en-ciernes)

viernes, 9 de junio de 2017

Luces de bohemia en Ponferrada

El teatro como espejo de la realidad, como espejo deformante, la realidad como esperpento, el esperpento como puro expresionismo artístico, incluso como realismo mágico, la realidad como deformación y monstruosidad en esta España tragicómica, farsante, absurda y hambrienta, también, sobre todo para aquella gente que tiene que sobrevivir como puede, de la caridad, de los comedores públicos, de sus padres y abuelos, de este sistema castrador y castrante, que no permite arribar a fin de mes de un modo digno, porque los cabrones de turno, con poder, dinero o por supuesto bien amparados en leyes hechas a su medida (ya se encargan de que así sea), campan a sus anchas, sin que nadie ni nada les pongan cascabelitos, qué fisno me quedó esto, ¿verdad? 


Valle-Inclán, gallego universal y uno de nuestros grandes creadores, escribió Luces de bohemia en 1920 sobre la España que él conociera, pero cuando uno la lee y relee, da la impresión de que la hubiera concebido hoy mismo, porque lo que nos muestra es de rabiosa actualidad, acaso porque la historia se repite, o estamos condenados a repetirla, porque nunca acabamos de saber la lección, o no nos apetece aprenderla. Somos desmemoriados y en general hacemos lo que nos dejan -pobres marionetas al servicio de un engranaje perverso, esquizofrénicamente capitalista- quienes llevan las riendas. 
Luces de bohemia me apasiona desde que la descubriera hace ya tiempo, desde que leyera a Valle con voracidad en busca de sus esencias. 

La primera vez que oí hablar de Valle, eso recuerdo, fue en boca de mi primer maestro de escuela, en Noceda. Y eso que aquel especimen era una mala bestia fascistoide, un maltratador de infantes... difuntos. Aquel nombre (el de "Don Ramón María del Valle-Inclán, así decía el tipo que hacía las veces de profe) se me quedaría grabado para siempre en la retina de mi memoria, de mi memoria emocional.  

También quiero recordar a José Luis Moreno-Ruiz con su Rosa de Sanatorio, en Radio 3 de RNE, ese poema clorofórmico, leído en boca de su hija mayor, que daba título a su estupenda emisión radiofónica. Por cierto, Moreno-Ruiz acaba de publicar nueva obra, 'Un largo puente en Praga' (editado por Huerga y Hierro), que espero leer en breve. 

Hace unos meses asistía, en Madrid, a una representación de esta obra teatral por los lugares emblemáticos en los que se desarrolla, entre ellos la chocolatería San Ginés o bien el famoso callejón del Gato, donde siguen los espejos que deforman sistemáticamente la realidad. "El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato... Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada".
Espejo Callejón del Gato

Y me entusiasmó, al menos lo que tuve la ocasión de ver. 
En breve, en la sala Río Selmo de Ponferrada (antigua obra social de Caja España) tendremos ocasión de representar, con mi alumnado de la Universidad de la Experiencia (con el grupo de teatro) una adaptación y re-escritura de esta obra, que he tenido el placer de realizar y dirigir. 
Espero que el resultado sea satisfactorio, después del empeño que hemos puesto, no obstante, me quedo con el proceso de construcción, de ensayos... con el proceso creativo, en definitiva, con el que he disfrutado mucho, sobre todo viendo encarnados algunos de los grandes personajes de Luces de bohemia

En realidad, todos los personajes tienen enjundia, porque forman parte de un microcosmos, de un mundo con el que seguimos identificándonos, como es el caso del vil trepador Don Latino, el lazarillo pícaro del gran poeta y periodista Max Estrella, al que nadie reconoce, porque en España el talento no se premia, sólo se premia el robar y el ser un sinvergüenza, como vemos ahora, más que nunca, con toda la corrupción desmedida (valga la redundancia), con toda esta fauna política, con toda esta caterva de seres miserables en su moral, en su ética, con todos estos tipejos que nos roban a manos llenas.
"El trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados, y todo lo manda el dinero". Nuestra política es una chochez, al igual que nuestra religión, y antes parecemos un pueblo del centro de África (con todos mis respetos hacia África), que un país desarrollado y cívico de esta Europa, que tampoco entiende ni dios, porque Europa ha muerto, como nos recordara Jorge Martínez, de Ilegales (que actuará, qué bien, en la Plaza Mayor de León, con motivo de sus próximas fiestas de San Juan y San Pedro). Europa, a la cual pertenece España, para bien y para mal, también sufrió varias guerras, holocaustos caníbales... Un cementerio en toda desregla.


¿Qué sería de este corral sin sol? ¿Qué sería de los españolitos y españolitas sin esos turistas que llegan a nuestro país a manadas para tostarse en nuestras playas, coger buenas cogorzas... y de paso hacer balconing? España como un inmenso parque temático, como un putiferio, con perdón, al que viene a desfogarse el turismo mundial. 
Además, por el escenario desfila toda una galería de personajes grotescos, desde el librero Zaratustra (Así habló Zaratustra, en recuerdo del genial Nietzsche) hasta las prostitutas: la Vieja Pintada y la Lunares (que son las más dignas de todos y todas, junto con la mujer de Max Estrella y su hija Claudinita, que acaban poniendo fin a su vida por hambre. ¿Crimen o suicidio? Misterio), o bien otros personajes que hemos adaptado y aun reconvertido, personajes que hablan con sus propias voces, con sus propios registros lingüísticos y linguales, con sus jergas, con sus humores e ironías. 
Espero que al menos pasemos un buen rato con este viaje al final de una trepidante noche, y nos invite a seguir reflexionando acerca de la condición humana, porque nada de lo humano-animal nos es ajeno, y sobre ésta nuestra España de coña y olé. 
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