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miércoles, 30 de septiembre de 2015

Música en otoño en el Bergidum

Ayer en la Nueva Crónica, artículo dedicado a El Solito Trovador y Tarna. 

http://www.lanuevacronica.com/musica-en-otono-en-el-bergidum

Manuel Cuenya | 29/09/2015AA
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Música en otoño en el Bergidum
MÚSICA El Solito Trovador y el grupo Tarna protagonizaron sendos conciertos en Ponferrada
Rodrigo y Diego (Tarna) en el Bergidum. Foto: M. Cuenya
Desde bien pequeño me entusiasma la música, y sobre todo la música en directo. Admiro a los músicos y la música como un arte superior. A lo mejor es que uno hubiera deseado ser músico, pero las circunstancias, o lo que sea, me encaminó por otros derroteros. En todo caso, reconozco que la música, en su variedad, me resulta terapéutica, una forma magnífica de reconciliarse con el universo, con el mundo sangriento en que vivimos. Por fortuna, la música amansa incluso a las fieras. O eso se dice. En el Bierzo hemos estado de enhorabuena, lo estamos, sobre todo con las propuestas del Teatro Bergidum, ese templo dedicado a la cultura, dirigido por Miguel Varela, que es sin duda un excelente programador. Hoy me apetece reseñar al menos dos conciertos a los que tuve la ocasión de asistir, por un lado el recital músico-poético que nos ofreciera el maragato Carlos Huerta, bautizado como El Solito Trovador, que nos deleitó con su acordeón, tocando melodías con aire bohemio y parisino, con ese toque Yann Tiersen, que tanto nos ha emocionado, aunque también, todo hay que decirlo, con su estilo, además de recitarnos sus propios poemas y poner voz y música a algunos de los mejores poetas de este país, como es el caso del cantautor y poeta Ángel Petisme (preciosa ‘La vía láctea’), Labordeta (‘Canto a la libertad’), o bien el histórico leonés José Antonio Llamas, cuyo poema ‘No amanece’, en boca de Carlos, cobra una vida extraordinaria, sin olvidarnos del paisano de San Román de la Vega, el poeta Abel Aparicio, cuya poesía entronca con nuestras raíces más profundas y genuinas. Se imagina uno a El Solito Trovador por el barrio de Montmartre, callejeando por la capital francesa en busca de la Maga de ‘Rayuela’, recitándole versos a Cortázar a pie de tumba en el cementerio de Montparnasse. 
Actuación de El Solito Trovador. Foto: M. Cuenya


La otra actuación fue la de los chicos de TarnaRodrigo y Diego, a quienes conociera hace algún tiempo, y que ahora escucho encantado en el teatro ponferradino y a quienes encuentro colosales en escena, con su buen hacer musical, con mucha fuerza y energía, con un sonido impecable, porque estos muchachos, encima de divertidos y buena gente, son unos portentos de la música tradicional leonesa. Diego canta con aplomo y tañe la guitarra con maestría y Rodrigo, además de cantar, toca varios instrumentos con destreza, desde el buzuki hasta la gaita pasando por flautas y rabel (instrumento que construye otro paisano, el músico y poeta Fran Allegre).

Nos presentaron su último y esperado disco, ‘El hombre que tenía una vaca’, en el que colaboró, entre otros, el gran Juan Carlos Mestre, que a Rodrigo le parece una pasada, habida cuenta de que siente devoción por este poeta villafranquino. En realidad, a Rodrigo, conversador nato y amante del arte, aparte de gustarle el cine de Bergman, le entusiasma el Bierzo y por supuesto la música tradicional de esta comarca leonesa, a la que él y su compañero de batallas Diego le imprimen nuevos aires, nueva vida. 

Tarna, según El Solito Trovador, "representa a León, pero no al León institucional. No al León promocionado. No al León cliché ni al León que vende. No. Tarna representa al León más terrenal e intrínseco". En todo caso, Tarna nos devuelven, a modo de obsequio, nuestro legado musical y ya están haciendo conciertos por toda la geografía española. En breve actuarán en Vitoria. Larga vida a Rodrigo y a Diego y por supuesto a El Solito Trovador. Con gente así uno logra reconciliarse con el universo.

martes, 29 de septiembre de 2015

La fragua literaria leonesa: Carmen Gutiérrez Gutiérrez



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La Fragua Literaria Leonesa

Carmen Gutiérrez: "Un escritor es auténtico cuando no levanta barreras entre su vida y su obra"

Manuel Cuenya | 29/09/2015 - 10:29h.

La narradora y poeta Carmen Gutiérrez Gutiérrez, autora de 'Los oscuros rincones de Londres' y 'Un grito en la noche', tiene en mente un proyecto para un público infantil en el tendrá un papel importante la tradición leonesa.

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Carmen Gutiérrez
Me asomé al borde de tus ojos
porque quería ver el mar.
Y tus párpados me abrieron el desierto.
El desierto de palabras negras
que golpean las sienes de quien ya nada espera.
¡Pobre corazón,
máquina del tiempo imperfecto,
cuando ya solo sabe dar las horas de puntillas!
(Poema de Carmen Gutiérrez Gutiérrez)
Redactora, correctora, adaptadora de textos, maquetista (facetas todas ellas que forman parte de su día a día), Carmen Gutiérrez Gutiérrez lleva más de quince años trabajando, como colaboradora externa, o "freelance", en la editorial Everest, que precisamente ahora no está en su mejor momento. Cuenta esta Licenciada en Filología Hispánica que le apena la situación por la que está pasando esta empresa, después de haber realizado con la misma "muchos proyectos, muchas definiciones, muchos sinónimos, muchas galeradas, muchos cuentos de Diversónicos y Goguis...", entre los que se hallan sin duda diccionarios, libros de ortografía y gramática, incluso volúmenes de turismo, y aun otro tipo de textos, que por desgracia no han aportado demasiado, según su autora: "Pero ni los míos ni tantos otros que se pueden encontrar en los expositores de las librerías. Y baso esta afirmación en lo poco que se valora el uso correcto de nuestra lengua", matiza ella, dando por supuesto que, en los colegios e institutos, los profesores hacen todo lo  posible, "pero, tal como está establecido el sistema educativo, quizá no haya tiempo suficiente para trabajar la ortografía, la sintaxis, la redacción...". Se lamenta de que, en esta sociedad tan competitiva, no son pocos los que piensan que enseñar a escribir es una pérdida de tiempo, que con saber sumar, y sobre todo multiplicar, es suficiente. "Es un error mayúsculo, como también lo es el hecho de que muchas editoriales no son rigurosas en este aspecto y prescinden de la labor del corrector, descuidando así el producto que ofrecen a sus lectores", añade Carmen, que cursó estudios de Filología porque le preocupaba hacer un buen uso de la lengua; y el hecho de que se haya dedicado profesionalmente a la corrección de textos, que otras personas han escrito, se ha convertido en una obsesión hasta el punto de que ya no es capaz –asegura– de leer ni los folletos publicitarios de Mercadona sin buscar comas mal utilizadas o tildes olvidadas. Asimismo, reconoce que la corrección de textos es una tarea ardua porque requiere el cien por cien de la atención y no permite el más mínimo despiste. No en vano, Carmen, que tiene una gran vena poética (como podemos comprobar leyendo algunas de sus creaciones) disfruta mucho con la elaboración de textos que exigen creatividad como los poemas y cuentos infantiles o los títulos pertenecientes a la colección 'Fácil de Leer', como sus libros sobre Drácula ('Un grito en la noche'), Dickens ('Los oscuros rincones de Londres') o los Lumière ('La magia del cine'), donde su autora siente que está poniendo mucho de sí misma.  Asimismo, reconoce que existen factores, "el cielo de León al atardecer, la catedral desde la ventana, el hayedo recortado en la montaña de Llombera..., que contribuyen a crear un ambiente idóneo para escribir, aunque sean diccionarios", especifica Carmen, que no es una "escritora por encargo", como ella misma se ha definido en alguna ocasión, al menos no es sólo una escritora por encargo. "Todo depende del punto de partida que establezcamos. Si partimos de la premisa, mayoritariamente aceptada, de que un escritor es auténtico cuando no levanta barreras entre su vida y su obra, el 'escritor por encargo' puede ser considerado un impostor y la impostura nace de que en su obra no prevalece la necesidad de crear, sino la necesidad de vivir".
"Tal como está establecido el sistema educativo, quizá no haya tiempo suficiente para trabajar la ortografía, la sintaxis, la redacción..."
El oficio de escribir
En todo caso, ella prefiere partir de la consideración de que todo oficio, y ser escritor, en determinadas circunstancias, así puede considerarse, "es auténtico si se desempeña con rigor, dedicación y, sobre todo, con pasión", se expresa con claridad esta escritora leonesa que tuvo el privilegio de publicar, por ejemplo, 'Paisajes inéditos de España', "un reto atrayente", en su opinión, porque no se trataba "de una mera enumeración de los cien lugares mágicos que se presentaban en el libro sino que cada descripción alcanzara una dimensión multisensorial que permitiese al lector ver, oler, tocar, oír e incluso paladear la riqueza natural, cultural, histórica, gastronómica y humana de cada rincón", manifiesta esta autora leonesa, convencida de que el "inventario de autores leoneses", lejos de estancarse, sigue aumentando y enriqueciéndose. "¿Qué parte de 'culpa' es atribuible a la esencia de 'lo leonés'?", se plantea Carmen a la vez que rememora al escritor José Luis Sampedro, para quien la creación de una obra está imbricada en la vida del escritor como la raíz de un árbol en la tierra en la que nace. "Aprovechando este símil, ¿cómo no relacionar el frondoso bosque literario leonés con semillas esparcidas a lo largo de los años en forma de romances, leyendas, cuentos...? ¿Y cómo no recordar los filandones, poblados de historias y sombras y, seguramente, como escribía José Antonio Llamas días atrás, determinantes en la hechura de la identidad leonesa?".
(Puedes seguir leyendo esta fragua en este enlace): 

http://www.ileon.com/cultura/055353/carmen-gutierrez-un-escritor-es-autentico-cuando-no-levanta-barreras-entre-su-vida-y-su-obra

domingo, 27 de septiembre de 2015

Distintas formas de mirar el agua




RESEÑA LITERARIA

'Distintas formas de mirar el agua'

Manuel Cuenya | 27/09/2015 - 12:20h.

El escritor berciano Manuel Cuenya analiza la última novela del leonés Julio Llamazares, 'Distintas formas de mirar el agua'.

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Julio Llamazares, por cuya obra siento devoción, acaso porque uno se identifica con lo que escribe, con su forma de contar, vuelve a emocionarnos con su última obra, "hermosa novela coral de tono elegíaco", según la profesora y amiga Álida Ares, que ha realizado un estudio extraordinario sobre 'Distintas maneras de mirar el agua', de próxima aparición en la revista 'Tierras de León', ella que está sensibilizada con el tema o temas que aborda el escritor leonés y que tuvo la ocasión de traducir, entre otros, el libro 'Fantasmas de piedra', del italiano Mauro Corona.
Llamazares regresa a su matria, al valle de Vegamián, para contarnos una historia conmovedora a través de los ojos de una familia, compuesta por un total de dieciséis personajes (abuelo/a, padres, madres, hijos/as, nietos/as...), además del sorprendente automovilista que aparece al final para arrojar su propia mirada/guiño sobre la realidad/surrealidad: "¿Qué hará toda esa gente ahí?... En verano todavía se ve a alguien, pero ahora...Deben de ser turistas... Pues han tenido suerte: el pantano está a rebosar y hace un día precioso". En el fondo, el autor está regresando a su tierra natal y por supuesto a 'Retrato de un bañista', ese hipnótico y sobrecogedor relato, entre la alucinación y la noche azulada de un pueblo en ruinas, que filmara el berciano Chema Sarmiento en esa película inolvidable que es 'El Filandón', al menos para quienes sentimos pasión por el cine y la literatura, por el arte en general, ya que esta cinta es una obra de arte, al igual que sublime y artístico es lo que escribe Julio, tal vez el mejor poeta y narrador en lengua castellana de las últimas décadas.
Vida y muerte se dan cita en 'Distintas formas de mirar el agua'. La vida recordada de los pueblos donde hoy está ubicado el pantano del Porma, que ideara el ingeniero y escritor Juan Benet, a quien Llamazares cita en su libro, y la muerte del abuelo Domingo, motivo en torno al cual se reúnen los familiares. Hace tan sólo unos meses tuve enfrente, a un palmo de distancia, las cenizas de una joven fallecida a resultas de un puto cáncer, a quien conociera desde que era una bebé y amiga de mi familia, que me trastocó. Y ahora el autor de 'La lluvia amarilla' (una obra esencial, definitiva, concebida como un monólogo interior de altísimo vuelo lírico) nos sumerge, a través de diecisiete monólogos, con sus diferentes voces y sentimientos, con sus diversas miradas, en las aguas de su Comala/cuna, en el cementerio de sus antepasados, el lugar donde son arrojadas las cenizas del abuelo de la familia, el espacio al que ya nunca será posible regresar: el germen de toda añoranza, tan presente en esta novela, la morriña que sufrimos quienes hemos vivimos en otros países, alejados del 'útero materno', cuando no hemos logrado encontrar nuestro lugar en el mundo ni la temperatura afectiva adecuada, que nos ayude a vivir/sobrevivir con ilusión. Los movimientos migratorios, cuando son por necesidad, como seguimos viendo a lo largo de la historia, resultan traumáticos, demoledores incluso. Sigo pensando en  aquellos y aquellas nocedenses que un día cruzaron el charco en busca de mejores posibilidades y que, por circunstancias varias, nunca pudieron regresar a su tierra, a buen seguro gastando sus vidas "en el trabajo de volver", como nos recuerda el poeta Ángel Fierro en la cita que introduce 'Distintas formas de mirar el agua'.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Bernardo de Paz y Álvarez-Nóvoa

Siempre os recordaremos con afecto, queridos Bernardo y Carlos. 
(Este artículo aparece hoy mismo en la Nueva Crónica):



Esta semana estamos de luto. Se nos ha ido el panadero de Noceda, Bernardo de Paz, un hombre que dedicó su vida al trabajo, haciendo tantas hogazas que, poniéndolas todas juntas, una encima de otra, darían para construir una escalera que tocara el cielo, algo así llegó a decirnos su hijo Chente en el funeral de su padre. Por cierto, la misa me resulta cada día más aburrida y falsaria, que me disculpen los creyentes, vida más allá de la muerte, qué cosas nos cuentan los curas, si es que… Nos vamos como un suspiro, y ni nos enteramos porque acaso es la vida es aquello que te pasa, que nos pasa, mientras estamos ocupados haciendo otros planes, como nos dijera el beatle John Lennon. Y ahora nos enteramos del fallecimiento de Carlos Álvarez-Nóvoa, que un día estuvo en Bembibre para contarnos algunos de los entresijos del Séptimo Arte y de las Artes Escénicas. Una velada inolvidable, porque Carlos era ante todo buena persona y un hombre de una gran cultura, con varias licenciaturas, incluso con un Doctorado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla. Un ser con el que uno conectaba a la primera, como si hubiera una química especial, que diera la impresión y aun lograra que nos conociéramos de toda la vida. Recuerdo con cariño que se desplazó, en su propio coche, desde Sevilla (donde vivía) hasta la villa del Benevívere. Eso fue en el 2011, época en la que uno coordinaba Tardes de Cine. En realidad, el actor Álvarez-Nóvoa, cuyo abuelo paterno, Bienvenido Álvarez-Nóvoa, había ejercido como notario no sólo en Ponferrada, donde permaneció buena parte de su vida, sino en Bembibre, no era la primera vez que visitaba nuestra comarca leonesa. Antes ya lo había hecho para rodar un cortometraje, ‘Trofeo’, a las órdenes del amigo y paisano Valentín Carrera, o cuando aceptó rodar encantado otro corto, ‘33’, de la mano del alumnado de la ex Escuela de Cine de Ponferrada, o bien cuando el Festival de cine de la "Ciudad de la Energía” (glorieta del cine incluida) le concediera un premio de honor en el 2009. Por cierto, en el cortometraje que rodara, en 2008 en la Escuela de cine de la capital berciana, Carlos interpretaba a un extremista religioso cuya misión era la de crucificar a un profesor descreído.

Si bien su dedicación al cine era relativamente reciente (véase ‘Llanto por Granada’, además de su inolvidable papel en ‘Solas’, de Zambrano, por el que recibiera el premio al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Tokio, y el Goya al actor revelación en el 2000), Álvarez-Nóvoa llevaba más de medio siglo dedicándose al teatro, de un modo ininterrumpido, como autor, actor y director de puesta en escena, desde que comenzara, a finales de los cincuenta, en el Teatro Español Universitario (TEU) hasta algunos de sus últimos montajes, como ‘Bodas de sangre’, de Lorca, con el Centro Dramático Nacional y el Centro Andaluz de Teatro, con dirección de José Carlos Plaza, o ‘La noche de Max Estrella’.
En cuanto al cine, lo seguiremos recordando en sus últimos largometrajes como ‘De tu Ventana a la mía’, dirigido por Paula Ortiz, o ‘Las olas’, de Alberto Morais, así como en diversas series de televisión: ‘Cuéntame’, ‘Hospital Central’ o ‘Vientos de agua’…
Como dramaturgo  tampoco olvidamos su premiada ‘La Venus del espejo’, un libro de relatos, ‘La Rosaleda’, y algunos volúmenes de investigación sobre la obra de Valle-Inclán (en la que era un auténtico especialista), entre otros.

        
Con las muertes de Bernardo de Paz y Carlos Álvarez-Nóvoa nos morimos también nosotros un poco más cada día. 

martes, 22 de septiembre de 2015

La fragua literaria leonesa: Carlos Salcedo Odklas


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La Fragua Literaria Leonesa

Carlos Salcedo: "Los relatos breves me parecieron algo más sencillo para empezar"

Manuel Cuenya | 22/09/2015

El narrador y músico Carlos Salcedo Odklas, autor de 'Malos tiempos', está en la actualidad dándole forma a su primera novela, 'Los cuadernos negros', que tiene previsto publicar el próximo año.

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"...Ahí fue donde empezó todo.
Ahí fue donde empezó el viaje, el juego. Ahí fue donde vine al mundo, llorando, desnudo, asustado, como todos. Sigo mi camino en este día frio y lluvioso, el primero que nos pone en nuestro lugar y nos recuerda que el temido invierno leonés se acerca implacable para envolvernos de nuevo. Final y principio. Paso por el comedor social, al lado de la catedral, lugar que me ha puesto en contacto con todos los vagabundos de la ciudad.
...León. Ciudad de nacimiento y enclave estratégico en mi vida.
...Ya he dicho que aquí empezó todo. También aquí fue donde, en mi primera juventud, decidí que quería ser dibujante de cómics. Junto a mi colega Ernesto pasaba días y días dibujando sin parar. Soñando ambos con historias y personajes, buscando influencias y descubriendo tesoros. Hoy Ernesto está comido por la esquizofrenia y pasa los días mirando al infinito en la terraza de algún bar, dejamos de dibujar hace años.
También aquí decidí que quería ser estrella de rock y obligué a mi madre a comprarme una guitarra eléctrica en una tienda de música ya desaparecida. Nunca lo logré, pero sigo tocando en casa cuando me siento abatido.
...Yo suelo referirme a esta ciudad como La Telaraña. Una ciudad hermosa y acogedora pero a la vez un agujero, sobre todo para los jóvenes que están deseando largarse debido a sus escasas posibilidades de trabajo. Una ciudad que es imposible no amarla y odiarla a un tiempo. Un pozo. Una cárcel en definitiva. Una cárcel como la del juego de la oca (que según la teoría templaria simbolizaría a León), lugar de encierro y redención. Una cárcel, como la antigua e imponente cárcel de San Marcos, símbolo de la ciudad, situada tan cerca de donde vivía ella, a la que también perdí y por la que llevo días jodido.
Siempre nacemos en una cárcel, luego toca escapar como sea.
Y se cierra el círculo. León, cárcel, agujero y llanto. Recuerdos, regresiones que vienen y van y un cofre donde guardarlas. Aullido en papel. Nacemos (aquí o allí) asustados y confusos, llorando y gritando, algunos seguimos así".
(Texto escrito por Carlos Salcedo para el epílogo coral del libro 'Regresiones' de Vicente Muñoz Álvarez)
Carlos Salcedo Odklas es un narrador y músico leonés cuya vida ha transcurrido a saltos entre León y Madrid; si bien reconoce que León, al ser una ciudad bastante menos estresante que la capital de nuestro país, le ha inspirado mucho desde un punto de vista artístico y reflexivo. "Aquí fue donde decidí por primera vez escribir y también intentar hacer música", aclara este artista que toca la guitarra eléctrica desde hace veinte años, formando parte de varias bandas en su época madrileña. En realidad, a Carlos le gustaría ser estrella del rock, su "sueño frustrado", señala con cierta nostalgia. En todo caso, comenzó a escribir sus propias historias a resultas de la decepción que le produjo el mundo de la música, que no es fácil, como nada en esta vida, al menos para algunas personas.  En la narrativa -un mundo que le interesaba explorar desde hacía tiempo-, ha encontrado una buena herramienta a través de la cual poder expresarse. Cuenta que le llamó poderosamente la atención el hecho de que la literatura es una lucha de un solo hombre, al contrario de los grupos musicales,  "en los que tienes que poner de acuerdo a varias personas para seguir un objetivo en común, lo que puede llegar a ser muy frustrante y agotador". Y después de leer mucho durante algún tiempo, todo lo que caía en sus manos, asegura él, pensó que podría escribir algo válido y se puso manos al asunto. En sus comienzos intentó escribir una novela, pero se dio cuenta de que le faltaba formación, de modo que decidió dedicarse a escribir relatos cortos con el objetivo de desvelar los entresijos de la escritura. "Los relatos breves me parecieron algo más sencillo para empezar", sintetiza el autor de 'Malos tiempos' (Lupercalia, 2014), que es un compendio de sus mejores relatos, escritos durante un periodo que abarca unos cuatro años. Todo surgió de un modo espontáneo, sin premeditación. Se trata, en su mayoría, de relatos autobiográficos, que  reflejan una época muy importante de su vida, "esa parte biográfica a grandes rasgos es como un diario novelado, y me alegro de tenerlo ahí para la posteridad", añade este autor, que se siente muy satisfecho con su ópera prima, "una obra capital", no sólo por la carga personal que tiene este libro, sino porque en él expone todos sus intereses temáticos, el germen sin duda de otros libros, que a buen seguro escribirá; "podría ser mi único libro y así estaría bien, desgraciadamente ya ando escribiendo otro", especifica Carlos, quien cree que literatura es una de las formas artísticas más puras y claras a la hora de expresar las inquietudes de alguien, "que se presta bastante a todo tipo de juegos y exploración debido a su amplitud"; aunque también está convencido de que, "debido a que a priori cualquiera puede ponerse a escribir, favorece bastante el que haya muchas obras mediocres, sobre todo en poesía".
(Puedes seguir leyendo la entrevista en este enlace): 

domingo, 20 de septiembre de 2015

Gil y Carrasco, viajero gótico posmoderno

 Publicado en ileon.com y expuesto en la Uned de Ponferrada con motivo del Congreso Internacional dedicado al ilustre e ilustrado Gil y Carrasco en el mes de julio de este año 2015.

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AÑO ROMÁNTICO EN EL BIERZO

Gil y Carrasco, viajero gótico posmoderno

Manuel Cuenya | 20/09/2015

El escritor berciano y gran aficionado a los viajes Manuel Cuenya se imagina el que podría hacer el escritor romántico Enrique Gil y Carrasco, cuyo bicentenario de nacimiento se conmemora este 2015. Un viaje imaginario por una Europa de constrastes.

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Imagen de Holanda de un viaje de Manuel Cuenya.
 
Se imagina uno a Gil y Carrasco como un viajero intrépido, con espíritu aventurero y cosmopolita, estilo al alter ego de Kerouac 'En el camino', reencarnado eso sí en gótico pos-moderno, un joven guay y fresa o pera, a su aire, con el rostro empolvado y demacrado por la tisis (en la actualidad afectado por otro tipo de enfermedad), vestido de luto riguroso, acaso tatuado y con el cabello teñido de color naranja, portando piercings y pendientes;  un joven melancólico, morriñoso con posibles, que realizara su último viaje por Europa durante un mes con un billete Inter-Raíl (digo un mes por ser esa la duración máxima hasta ahora de esta modalidad de viaje). Aunque Gil, que era un señor diplomático, viajaría a buen seguro con todo lujo de detalles, provisto incluso con maletín en clase Business o en FirstClass (se lo podía permitir su familia y también su viaje en misión diplomática a la ciudad de Berlín, donde moriría con las ilusiones intactas y un gran porvenir literario).
En la época actual, Gil seguiría sorprendido, como en el siglo XIX, con la infraestructura ferroviaria de países como Francia, Bélgica y Alemania, incluso España, que ya es decir, con sus flamantes y velocísimos trenes, que le impedirían, como otrora, captar todo lo que deseara para anotarlo en su tableta, iPad, portátil y aun en su agenda electrónica. En este viaje llevaría asimismo un Kindle o libro electrónico y emplearía (no olvidemos su condición de diplomático) trenes muy confortables (quizá todos con suplemento añadido, si Gil decidiera finalmente viajar por Europa con un billete Inter-raíl), cuya velocidad promedio no bajaría de los 250 kilómetros por hora (en ocasiones superando los 300 Kilómetros, lo que le produciría impresiones fantasmagóricas, alucinaciones que acabarían traduciéndose en extraordinarias imágenes poéticas). Quizá pudiéramos imaginar que, como diplomático, cogiera vuelos (nunca, en cualquier caso, de bajo coste o Low Cost como Ryanair o Easyjet), aunque a decir verdad este medio de transporte le resultaría, a nuestro ilustre e ilustrado personaje villafranquino, aún menos literario que un tren. Y lo desecharía casi seguro.
Su punto de partida en dirección a la Europa desarrollada (en este viaje y en esta época), también sería desde la capital de nuestro Reino. En la Estación de Atocha cogería un AVE hasta Marsella, haciendo escala en Barcelona, donde Gil, dotado para las lenguas extranjeras, no tendría inconveniente en chapurrear catalán con el paisanaje, y por supuesto también pondría en práctica la lengua gala en Marsella, que se le antojaría luminosa, portuaria y cosmopolita ciudad del Mediodía francés, poblada por un buen número de inmigrantes de origen árabe y español, entre otros muchos, con quienes Gil, de espíritu abierto y tolerante, entablaría amenas charlas.

Manuel Cuenya en el Instituto Cervantes de Marrakech
El escritor nocedense Manuel Cuenya.
 
Luego se apearía en Avignon, "la ciudad de los papas", que haría coincidir sin duda con el célebre Festival de Teatro, a sabiendas de que el autor de 'Bosquejo de un viaje a una provincia del interior' era un gran aficionado a las artes escénicas y un estupendo crítico teatral.

Continuaría rumbo a Lyon, ahora en TGV, tren que sin duda le sorprendería a Gil por su velocidad y su puntualidad.
Emocionado con La Borgoña y la Côte d'Or por antojársele tierra hermana en viñedos y castillos, el autor de 'El señor de Bembibre' visitaría, antes de alcanzar París, la capital histórica del antiguo Ducado de la Borgoña y la bella ciudad de la moutarde (Dijon), donde Henry Miller, el autor de los Trópicos, impartiera clases de inglés en el Lycée Carnot y donde este servidor de ustedes  diera, como profesor/lector, clases de castellano/español.
Sobrecogido por la belleza monumental de capital francesa pero también por su multirracial y pluricultural aspecto, se dedicaría a pasear por los barrios de Belleville, Saint Denis o Barbès, donde acabaría encontrando ese París meteco, que respira violencia y agresividad por sus entrañas. Es probable que esta ciudad le despertara más su interés por el paisanaje que por su paisaje, aun a sabiendas de que Gil era un enamorado de la Naturaleza en estado puro, de los entornos campestres, de los paisajes montañosos, poblados de castillos y lagos, como su propia matria.
También es probable que se quedara deslumbrado con el Instituto del Mundo Árabe y por supuesto con las catacumbas y los cementerios de Montparnasse, Montmartre y Père Lachaise (adonde iría a visitar a buen seguro la tumba de Jim Morrison, el gurú de The Doors).
Una vez realizada su excursión a Rouen, en la Normandía, que sigue siendo un espacio impresionista por excelencia (a Gil le entusiasmaba el arte, y en general el arte pictórico), cogería un tren Thays, que lo llevaría a Lille, la frontera con Bélgica. Y desde ahí proseguiría rumbo a Bruselas, la ciudad del Europarlamento, situado en el espacio Léopold, donde visitaría al entonces eurodiputado nocedense Pepe Álvarez de Paz, al que le preguntaría por la crisis del carbón en el Bierzo, incluso por la ganadería: la leche, y la agricultura: el vino..., y se iría  encantado a almorzar con su paisano a la Rue des Bouchers, donde se tomarían (para suplir el caldo berciano, la empanada y aun el botillo) una paella o tal vez mejillones con patatas fritas (los famosos moules frites), y luego se irían a tomar una cerveza a un bar gótico, como no podía ser de otro modo. Elegirían un bar próximo a la Grand-Place, Le Cercueil (El ataúd), cuyas mesas son ataúdes, y pedirían unas cervezas (al menos un par cada uno, ya puestos a darle a trinque), eso sí Denominación de Origen, o sea belgas, unas Kriek, que a Gil le sabrían inevitablemente a cereza de Rimor o a cualquier otro punto de la geografía del Bierzo pródigo en cerezas, habida cuenta de su afán por encontrar analogías y similitudes entre su tierra de origen y las tierras que visitara en Centroeuropa. Incluso tendrían tiempo para visitar al Niño Meón (Maneken Pis) así como los aledaños de la Gare du Nord, donde reina el ajetreo y un ambiente propio de la picaresca andante mediterránea.
Una imagen de Berlín en una visita de Manuel Cuenya.
Una imagen de Berlín en una visita de Manuel Cuenya.
 
Como tiempo vacacional, Gil se tomaría unos días de descanso en la bucólicas ciudades de Brujas y Gante, donde disfrutaría de sus encantos, además de visitar el puerto de Amberes, antes de emprender rumbo, vía ferrocarril, hacia los Países Bajos, que le causarían una grata impresión, sobre todo su paisanaje, comenzando su visita por el puerto de Rotterdam, luego La Haya (Den Haag) para finalizar su aterrizaje (es un decir) en Ámsterdam, la ciudad más lírica de Europa, que cuenta con un Barrio Rojo (luces de neones incluidas en la movida noche de movida amsterdamesa), que acapararía su atención, como la de cualquier turista/viajero/a, aunque le resultara un espectáculo esperpéntico, de Luces de Bohemia. Y, como devoto de los museos y el arte, Gil visitaría los museos de Van Gogh y el emblemático Rijksmuseum, en el que continuaría deteniéndose, como en su viaje decimonónico, ante la famosa Ronda de Noche del maestro Rembrandt. Y quizá se adentraría en el exótico Museo de la Marihuana y del Hachís (por pura curiosidad, nomás), eso sí, después de tomarse una infusión de hierbas en algún coffee shop (pongamos por caso en el Alí Babá). Su visita a esta colorida ciudad la remataría dando un paseo en bici (como hacen los viajeros y turistas incluso los ejecutivos/as holandeses/as) hasta las poblaciones de Volendam y Marken, donde probaría algún bocadillo de arenque y el queso de Edam, que no le recordaría, esta vez no, al queso de Veigadarte y se compraría unos zuecos (Klompen) como souvenir, que sí le harían rememorar las madreñas o galochas que utilizaran sus antepasados en la pequeña Compostela a orillas del Burbia. Antes de abandonar Holanda (Nederland) se acercaría a la pintoresca Arnhem, donde vería unas casas con techo de paja que le traerían a la memoria las pallozas de Campo del Agua.

(
 


https://www.intecca.uned.es/portalavip/grabacion.php?ID_Grabacion=168669&ID_Sala=3&hashData=e041ed5c2822ed1c47899dfacf0e9eb8&paramsToCheck=SURfR3JhYmFjaW9uLElEX1NhbGEs 
(Exposición en la Uned)