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martes, 29 de octubre de 2013

La fragua literaria leonesa: Tomás Sánchez Santiago


Tomás Sánchez Santiago en Veguellina (Narradores en Otoño)

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA | TOMÁS SÁNCHEZ-SANTIAGO


«La identidad no es un asunto geográfico sino emocional»

El poeta, narrador y profesor, autor de ‘Calle Feria’, escribe una antología de Valente para Alianza y sigue afanado en terminar una nueva obra en prosa.


Manuel Cuenya 29/10/2013
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Zamorano de nacimiento, Tomás Sánchez Santiago es un poeta, prosista y profesor de Lengua y Literatura que no se siente de Zamora porque nunca ha creído en la exaltación de rasgos distintivos por razones natales ni siquiera por razones circunstanciales de residencia. «Más bien me da la risa cuando aparecen esas orquestaciones reivindicativas —aclara—, siempre en manos de nuestros nefastos políticos. Me viene a la memoria aquello de Valente: ‘Habría que ser más lugareño y menos patriota’». Por esto, el autor de Calle Feria —novela entre la realidad y la fabulación, galardonada con el premio Ciudad de Salamanca— se siente de ciertas calles de ciudades diversas, «de ciertas casas que habité, de ciertas tardes que viví acá o allá, porque la identidad —agrega— no es cosa de geografía sino asunto emocional».

«No soy un buen buceador digital»

lunes, 28 de octubre de 2013

En memoria del ingenioso Don Quijote de la Mancha


Allá por finales de los 80 -hace un "güevo" de años, o sea-, escribía este texto para un concurso de Radio 3 (RNE), Rosa de Sanatorio, el extraordinario programa que condujera el polifacético José Luis Moreno-Ruiz. 
http://moreno-ruiz.blogspot.com.es/

El concurso consistía en realizar un ejercicio de narcisismo, como una redacción o autorretrato, en el que uno se elogiara mucho mucho. A mí me salió el texto En memoria del ingenioso Don Quijote de La Mancha, que acompañé naturalmente de una foto. 

Con Moreno-Ruiz en la Casa Leonesa en Madrid

En aquella época tenía "veintimuypocos" años y cursaba estudios universitarios en la Universidad de Oviedo. Recuerdo que a Moreno-Ruiz le gustó mi texto: “Don Manuel Cuenya, mi estimado amigo, gran talento y buen dominio de nuestro idioma demuestra usted en su texto, cosa que no me ha causado extrañeza, habida cuenta de que usted, creo recordarlo así, fue uno de los ganadores del certamen poético tratante en eróticas y pornográficas versificaciones que llevamos a término desde aquí hace ya unos cuantos meses. La calidad de su texto, pues, no me ha pillado de sorpresa, lo que sí me ha causado  cierta extrañeza es la extremada juventud de usted, que ofrece su fotografía, algo por lo demás común a las gentes que escriben y mandan fotos a este programa…".


Trascurridos los años, quedé con él en Madrid, entonces José Luis trabajaba como redactor en la revista Interviú, y yo acababa de regresar de México y estaba a punto de largarme al Reino Disney a trabajar como cast member. Comimos, charlamos y quedamos en vernos de nuevo. Y pasaron otros muchos años, hasta que volvimos a vernos en la capital del Reino, con motivo de mi presentación de la fragua en la Casa leonesa de Madrid. 


En memoria del ingenioso Don Quijote de la Mancha
(Texto enviado desde Oviedo junto a su fotografía).

Lo que aquí se diga, de tan insigne gloria, será lo más cierto jamás contado, y aun, cuando no lo pareciera, sería quizá por algún extraño encantamiento de cualquier vestiglo fotógrafo que trocara tan sutil belleza en cosa ajena a ella. Ya se sabe que los imitadores sólo conocen las apariencias, y éstas más ocultan que desvelan esencias. Pues en este mi caso más es yelmo de Mambrino que bacía de barbero. 

Con estas necesarias y comedidas razones daré cuenta al menos de mis ontologías especiales, que bien pudieran ser totales, ya que mi ser, aunque único, se dice de muchas maneras. Ilustre he sido, soy y seré, que tal me corresponde por mi ingeniosa belleza, como esas mis gafas, que antes son virtud y ornamento que caos estético, porque en este caso la ortopedia (ortopaideia) se dice cultural.

No menos pintorescas son nariz y orejas sustentadoras, auténticas muletas-fetiche extraídas de la filosofía platónica, que no de la filosofía cartesiana, como Dalí pretendiera. 

Tras la tecnología óptica, dos hermosos basiliscos, críticos, irónicos, siempre vencedores, en las mejores y más grandes contiendas habidas, y nunca vencidos aunque reflejen en su espejo narcisista.

Y sobre todo mi elocuente boca, genuino taller gnoseológico, donde dientes y labios artesanos trocean y tornean respectivamente nobles materiales para obtener piezas de incalculable valor filosófico, con una lengua no menos operatoria en sus ejercicios sintético-analíticos. 

A lo que se me alcanza, bien pudiera ser que, con sólo levantar uno de mis prodigiosos brazos, tocara con una de mis manos intelectivas, anaxagóricas, y aun con un solo dedo, el índice, los mismísimos cielos, que tornándolos sería el más divino constructor, que no el creador, por ser éste término impresentable e igualmente utilizado por apocalípticos y posmodernos. 
Digo lo del dedo índice por antojárseme, cuando menos, graciosa la imagen de la creación de Adán de la Capilla Sixtina.

Si después de estas concertadas razones se observara falsa conciencia en lo dicho, no dudaría, utilizando mi falo cinematográfico, en proyectarla cual oscuras sombras libidinosas en las cavernarias vaginas de mentecatas beatas y aun en el coño de la tal Lorena, como a buen seguro haría el excelso Buñuel, que aunque esto pareciera conducta de mala fe, en modo alguno lo es, porque de generosos spinozianos es el alejarse de los fantasmas  o falsas apariencias. 

De otras bellas habilidades me podría vanagloriar pero no será menester aquí porque tan larga lista de elogios ni la misma eternidad daría fin con ellos por ser ellos mismos eternos. Por esto, y por no afligir más el ánimo de mis distinguidos lectores y oyentes, pone fin al verdadero discurso el sin par Don Cuenya del Bierzo.

viernes, 25 de octubre de 2013

Misa-teatro-misa


Hace años me dio por escribir un texto titulado La misa es un teatro, y me llovieron críticas, una fue la que me lanzó el Señor Gutiérrez Crespo de Balboa, que no reproduzco en este espacio porque no la tengo a mano, por los papeles del Semanario Bierzo 7 andará. 

La que sí conservo es la que escribiera este penitente por las sendas del Señor, la cual reza de estos modos y "maneros". Ah, olvidaba señalar que también incluí, re-elaborado para la ocasión en este blog, el artículo que publicara en Diario de León, La misa como teatrohttp://cuenya.blogspot.com.es/2012/04/la-misa-como-teatro-y-viceversa.html

En respuesta a “La misa no es el teatro”
                                              
            Vale, Señor Gutiérrez Crespo de Balboa, lo que Usted diga debe ir a misa. Irá a misa. O adonde quiera. A la misa del Gallo mañanero y seductor. A la misa del Gallo de Oro, 24 quilates, Iguala. Está el asunto como para meterse de lleno en un cuento de Juan Rulfo. O lo que a su persona le haga sentir más a gustín o “Agustín”. Santa es en verdad  su persona. 
           
Catedral de León
Bueno y bien, que dicen los franceses, la misa no sólo es teatro, pura comedia del chachi piruli,  sino que además, y bien mirado, es un cuento. Un cuento bien estructurado, con final feliz. Casi siempre. Aunque habría que verlo. Cuénteme una misa, que yo le rezaré un cuento en Sí bemol.
           
Notre-Dame (París)
Mezquita Azul (Estambul)

A uno lo que en verdad le gusta no es la misa -para qué voy a engañarle, señor Gutiérrez-sino los organillos de las iglesias, el olor a botafumeiro, los angelotes de los retablos y los sátiros y/o “demois” que aparecen en las fachadas de algunas catedrales. Me gusta mucho la catedral de Notre-Dame de París, y también la catedral de León. Y las mezquitas. ¡Ay, las mezquitas, qué sosiego! La mezquita Azul de Estambul es hermosísima.
            A uno lo que le entusiasma de verdad es oír y escuchar el Oratorio de Navidad de J.S. Bach. Por ejemplo. O meterme en alguna ermita a emocionarme con el Réquiem de Mozart. Suponiendo que allí se cante el Requiem. En el fondo de mi esencia tengo vocación de eremita. Sobre todo, desde que vi  a Silvia Pinal  en “Simón del desierto” de Buñuel.
            En cuanto a las hostias, prefiero a ser posible no tragarme ninguna. No tengo espíritu de “masoca”. Y la moral judeo-cristiana no me convence. Es la inveterada tartufería de la moral. Ni hostias consagradas. Ni hostias como hogazas de centeno de a tres kilos. Ni ná de ná. Nada, señor Gutiérrez, nada. Es el nihilismo el que agujerea mis ilusiones trascendentales. Dios, mundo y alma son ilusiones trascendentales. Algo así nos contaba Manolito Kant, nuestro tocayo.
            Por otra parte, para amar no me da la impresión de que haya que tragarse ninguna oblea, en ningún formato. Por tanto, no me venga con que se traga hostias consagradas y de las otras para unirse simbólicamente, con el sentimiento y el recuerdo, al más bello acto de amor. Le recuerdo que escribir también es un bello acto de amor.
            Una comedia que se mantiene en cartel durante dos mil años, como usted asegura, es ciertamente una comedia bien montada. No lo pongo en duda. Pero uno no se fía de este tipo de comedias. ¡Oh santa ingenuidad! ¡En qué extraña simplificación y falseamiento vive  el ser humano! Uno no se fía de casi nada ni de casi “naide”. NO están los tiempos como para dejarse embaucar. Corren tiempos demoníacos y asesinos en este orbe.
            Y, para finalizar, le diré que a mí Calderón no me hace tilín, como a usted. Mas sigo recordando aquellos versos de Segismundo: “En llegando a esta pasión/un volcán, un Etna hecho,/quisiera sacar del pecho/pedazos del corazón”. Pasión, volcán y Etna son palabras que me enganchan. Siento más afinidad, dicho sea de corrido y a la buena de Dios, con autores como Genet, Sade, Georges Bataille, Baudelaire, Rimbaud, Nietzsche o el propio Mallarmé y el gran Valle-Inclán.


miércoles, 23 de octubre de 2013

La fragua literaria leonesa: Juan Carlos Pajares

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA | JUAN CARLOS PAJARES

«Intento descifrar el tiempo, la muerte...»

El poeta Juan Carlos Pajares, autor de Descalzos sobre las brasas, está terminando un nuevo poemario, cuyo título será La fuente de las avispas.


Manuel Cuenya 22/10/2013
Originario de Huelva, el poeta Juan Carlos Pajares vive desde hace años en León, donde trabaja como documentalista en un Archivo Administrativo y colabora como docente en el Grado de Información y Documentación de la Universidad de León. Por tanto, Juan Carlos, si bien no tiene claro qué significa «ser» de un sitio, o sentirse de ese lugar, y tampoco le gusta situar la patria dentro de unas coordenadas geográficas, sí reconoce que «la escenografía física y humana de lo que te rodea influye en el hecho creador». Y en su entraña aún se remueven aires del sur, según él, de los que no puede deshacerse y que son parte importante en su imaginario, a los que se suma el sobrecogedor espectáculo natural de la montaña central leonesa.
Un maridaje posible, norte y sur, al menos en su caso, que está muy presente en su obra poética, por lo demás nada localista. Su primera publicación, en la ya extinta editorial Margen, data de 1984, donde aparecieron un conjunto de poemas que se titulan Relatos incompletos o el hundimiento del Kizilirmak, los cuales han sido reeditados recientemente en la Revista Internacional de Literatura y Arte Francachela.

«Caemos en picado hacia una nueva Edad Media»


domingo, 20 de octubre de 2013

La más cruel de las certezas


La más cruel de las certezas
Autor: Mario Pérez Antolín
Ediciones de Baile del Sol, 2013
151 páginas

http://www.diariodeleon.es/noticias/filandon/lucido-analisis-de-realidad_836602.html (Reseña publicada hoy mismo en Diario de León, 20/10/2013)

         Lúcido y apasionante análisis de la realidad de nuestro tiempo

          Con prosa poética, depurada, esencial, y buenas dosis de pensamiento crítico, Mario Pérez Antolín nos sacude las vísceras y nos introduce de lleno en el saber con este volumen, La más cruel de las certezas (Baile del Sol, 2013), en clara referencia a la muerte. "Sólo la muerte es perfecta", escribe este filósofo, nacido en Alemania, que reside y trabaja en Ávila. 

         Se trata de un libro estructurado en cinco capítulos y compuesto por textos breves, en ocasiones hiper-breves, entre los que encontramos aforismos (algunos de los cuales han sido traducidos al árabe), microrrelatos y poemas, que nos invitan y ayudan a reflexionar sobre el mundo convulso y deshumanizado en el que vivimos. "Una sociedad amedrentada se hace vulnerable; por eso los poderosos exageran las situaciones de riesgo. Después del pánico viene la sumisión", escribe el autor, que aborda, con espíritu harto escéptico, los grandes temas de la Humanidad, a saber, la libertad, la felicidad, el amor/desamor, el sexo, la vejez, la memoria, el poder o la muerte. 


         Deudor de los aforismos del maestro Eugenio Trías, quien le prologara su libro Profanación del poder, así como de las sentencias del demoledor Karl Kraus, y aun de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, Mario Pérez Antolín nos ofrece ahora La más cruel de las certezas, "cuyo pensamiento es capaz de emocionar", según la prologuista e intelectual Victoria Camps. Estamos, pues, ante un lúcido y apasionante análisis de la realidad de nuestro tiempo, de la realidad universal, en la que tienen cabida la política, la religión, la ética, la economía, la ciencia, la técnica, el arte..., un libro escrito "con una poesía que piensa y una filosofía que emociona"

sábado, 19 de octubre de 2013

Adormideras

Recupero este texto escrito hace años y publicado en el Diario de León en su día, con algún ligero retoque. Salud.
                                
Si en tiempos la religión fue el opio del pueblo, como se dijo desde el altar marxista-leninista, hoy son los partidos de fútbol televisados, los culebrones y el pastillamen de diseño quienes actúan como adormideras en este vasto Imperio de los gozos y sombras. Yo me quedo con Alkistis Protopsapti y su voz-volcán, que despierta y enciende, lava musical, sangre caliente.

En el Bierzo, país encantado y cautivador, somos muy dados a engancharnos a estos opiáceos. El futuro parece no preocuparnos, porque a lo peor resulta que no existe. Y estamos aquí comiéndonos la olla… podrida. El futuro, que ahora se hace presente,  es el opio nuestro de cada día. Dánoslo hoy, Chusín,  y cuando se tercie. Pero no te olvides de nosotros.

 Es como si en este reino no tuviéramos otros pasatiempos en los que invertir nuestro caudal de energía, nuestra libido rosa. Y siempre estuviéramos asesinando los momentos de placer y ocio a base de narcóticos. 

Thomas de Quincey fue un experto "homicida" y comedor de opio, pero a éste también le gustaba habitar el huerto florido de la literatura. A las drogas gracias. Que aunque se diga que siguen haciendo estragos en la sociedad, a muchos parece irles bien encima del dromedario. Hay camellos que se cabalgan como yegüinas. Mientras tanto, los Magos reposan en Oriente. Vaya cuento.

Los partidos de fútbol televisado nos tienen sorbido el seso, y también el sexo. Estas drogas nos tienen controlados, adormecidos, apijotados. Como si en ello nos fuera la vida. El deporte en sí no está mal, incluso es beneficioso para la salud, aseguran algunos entendidos en la materia.

Woody Allen –que ahora debe estar tocando el clarinete en el Michael’s Pub de la Gran Manzana, en estos últimos años en el Carlyle Hotel- sigue descojonándose de esos personajillos abotargados, atocinados y tripones como cerdos de San Martino, que se empeñan en quemar calorías practicando footing en el Central Park de Nueva York. Gente que va arrastrando el cuerpo y sus angustias vitales y con el resuello a punto de angina de pecho. 

Cuando uno no está en forma, el deporte puede infartarte, no te olvides, compañero de olimpiadas. El deporte, pues, está bien para quien lo practica con asiduidad, incluso es sabido que haciendo deporte, además de desarrollar músculo, se activan y elevan las encefalinas y endorfinas (opioides endógenos), lo cual ya es suficiente para andar chutado por el mundo, sin necesidad de esnifar droga a través de imágenes futboleras y otras.

Una cosa es el deporte ejercitado por uno mismo, y  otra bien distinta es apalancarse en la silla del bar o en el butacón doméstico para tragar fútbol por arrobas.

Ya se sabe que es mejor tener entretenida y soplada a la población con opiáceos, que ponerla a  desenterrar reflexiones de esta ciénaga que  pretende engullirnos al precio que sea.




                           
                           


jueves, 17 de octubre de 2013

La fragua literaria leonesa: Marta Prieto

Marta Prieto

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA | MARTA PRIETO

«Los buenos autores ven en su corrector a un gran aliado»

Profesora, narradora y colaboradora de Diario, es autora de ‘La cátedra de latín de Lois’ y ahora prepara un libro sobre vidas de leoneses imprescindibles

Quiero aclarar que La cátedra de latín de Lois es un libro cuyas autoras son Isabel Cantón y Marta Prieto. 

Manuel Cuenya 17/10/2013
Aunque nacida en Madrid, Marta Prieto es una narradora leonesa, de Morgovejo y La Ercina, por tres costados —matiza—, porque el cuarto la vincula a un pequeño lugar de la provincia de Toledo, donde el habla ya casi es extremeña.
Su madre, que era hija única, la nació en la capital de España porque los abuelos maternos de Marta eran comerciantes allí. Sin embargo, la colaboradora de Diario de León y autora de La cátedra de latín de Lois se siente leonesa porque su gente y sus paisajes son leoneses (y rurales) «desde la infancia: montañas, ríos con choperas, veceras, rebaños de merinas, mastines, carrancas y cencerros».
Marta, que es la directora del Instituto Ramiro II de La Robla, donde imparte clases de Latín y Griego, comenzó su andadura literaria reseñando libros infantiles y juveniles en el Filandón del Diario, en 1987, gracias a una invitación que le hiciera el entonces coordinador de este suplemento cultural, Alfonso García, de quien fue además compañera en el Colegio Leonés. Recuerda aquella primera experiencia como una oportunidad increíble, puesto que acababa de licenciarse y no tenía veleidades literarias. En su primera etapa en este suplemento (Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2004) hizo de todo, desde entrevistas y reseñas hasta la recuperación de figuras olvidadas, así como pequeños relatos, entre otras labores, lo que la convirtió, según ella, en una ‘todo terreno’. «Creo que lo que el Filandón ha supuesto para la provincia de León todavía no ha sido valorado en sus justos términos —rememora Marta—. Y que probablemente no ha habido nada semejante, mantenido durante tantos años, en ningún otro lugar».

«Escribir permite mentir sin pudor»

martes, 15 de octubre de 2013

Cuento de otoño berciano

07/10/2002 Diario de León

EL MOLÍN AMPUERO MANUEL CUENYA

Cuento de otoño berciano

Aquí os dejo este artículo, publicado en Diario de León, bajo el encabezamiento de El molín de Ampuro, legendario molino a orillas del río Noceda, a su paso por el barrio de Vega, mi barrio de infancia soñada y ensoñadora, correteando por las praderas en busca de nuevas ilusiones y horizontes. 

El comienzo del otoño en el Bierzo se me antoja desconcertante. Uno nunca sabe cómo entrarle a esta estación, que en su alargamiento acaba tornándose sombría, mortecina, sobrecogedora, quizá. La pequeñez de los días, unida a la falta de luminosidad diurna, nos vuelve a todos un poco chiflados. ¿Cómo estarán los suecos a estas alturas? «El otoño siempre hiere», según Guerra Garrido. «Otoño. Astenia -escribe el gigantesco y lírico Umbral en Mortal y rosa-. Demasiado bien estoy, teniendo en cuenta que solamente soy un espectador fantasmal del mundo, una cara blanca asomada a las tapias del cementerio del vivir, mirando hacia adentro, hacia el corral de los muertos». Nunca sabemos si el inicio del otoño nos caerá encima como un jarrón de agua fría o por en contrario nos invitará a salir a la terraza a tomar el sol como las lagartijas panza arriba, mientras esperamos, eso sí, la caída de la tan ansiada manzana. La caída de la fruta prohibida. La caída de la manzana bíblica en nuestro jardín de las delicias, en nuestro patio particular. Y de esta forma comprobamos, aun otra vez, que se cumple a rajatabla la ley de la gravitación universal en nuestra sesera de animales cósmicos, adoradores, abstraídos. Al parecer, hemos entrado con buen pie y mejor ánimo en esta estación de las delicias frutales. Luce un sol espléndido. O lucía. 


Lagar el Alvarico de Noceda
El cielo es de un azul radiante, protector, maternal. Como en el mejor de los mundos posibles. Vivimos en un cuento de otoño, cual si fuéramos personajes inventados y filmados por Eric Rohmer. Un cuento en el que las viñas del Bierzo Alto ya han desaparecido de nuestro horizonte. Sólo queda el recuerdo de la vendimia y la destripa de las uvas en el mítico lagar del tío Teresín. Qué tiempos aquellos. Y qué verdes eran los campos de mi infancia. La infancia como única patria (o matria) verdadera. 
"En la infancia se vive -nos dice el poeta Leopoldo María Panero en El desencanto-. Pasada la infancia, sólo sobrevivimos". 
Las alimañas, que también tienen derecho a la vida, se adueñan de lo que en tiempos no muy lejanos fueran viñedos. Se mueren las viñas del Bierzo Alto. Se enferman los castaños de chancro. Se pudre la vida. Nos pudrimos todos un poco. Así es el otoño. Una estación en la que se oscurece el sentido de la vida. Esperamos que la moda de este otoño, con Nicole Kidman como costurera de ceremonias, nos alegre la vista y la vida. Nicole, tan primaveral, elegante y seductora ella, logrará que el otoño berciano florezca en nuestro subconsciente soñador. Y que la vida tenga, al fin, un gran sentido.

jueves, 10 de octubre de 2013

Bierzos




Un Bierzo verdadero y dos semblantes, anverso y reverso del mismo santo o santa, jeta y traspuntín de una única moneda. La moneda europea del trueque.

Hubo una época en que arrancar carbón a cielo abierto era coser y cantar. Y minar galerías -acaso sin espejo ni fondo- era pan comido. Aquí me las den todas juntas. Pozos de riqueza para unos y desolación y agonía para otros. Hoy las minas se están muriendo, y los mineros, que aún son y continúan furando, comienzan a verle las orejas al demonio, que se nos malicia que es algún trasgo y el séquito que lo salvaguarda de la quema.

El Alto Bierzo se está muriendo de una puñalada en las entretelas. Sangra a borbotones. Está a corazón abierto. Su pulso se vuelve ramplón, casi plano, en el electrocardiograma. ¡Qué un cirujano avispado nos eche mano! Sería muy cruel tener que asistir a su defunción y luego a su entierro en tierra de nadie. 
Así es este Bierzo reivindicado, que ya es magulladura, Consejo Comarcal, Cantón Independiente, República galega, se ha dicho, en un espacio que se pierde u oscurece en la negrura de los tiempos.


Bierzos irredentos, que camináis por senderos angostos, ¿qué más alto, y más guapo y mejor mozo es uno que otro? Decidme. 

El Alto es subterráneo e íntimo. Minado y sombrío. Está picado de viruela. El Bajo respira a flor de piel, tiene vida y vides que se doran a pleno sol. Goza de buena salud. 
El Alto, paradójicamente, está sumido en las tinieblas, tiene sueño y le pesan las legañas (lagañas). Es tímido y miedoso, frío y aletargado. Un perfecto desconocido para el turismo. Muy pocos parecen tenerlo en cuenta. Es como si no figurara en los mapas. Y nadie quisiera acordarse de él a la hora de citarlo en un libro de viajes y aventuras. Aunque no olvidemos que Sus Majestades nos rindieron visita. Y ahora pretenden integrarnos bajo bandera oficial, montando la Cruz de San Andrés sobre la blanquiazul, con el escudo en el centro.
El Bajo, en cambio, comienza a ser conocido allende los Pirineos. Hasta una flamenca, que tuve el gusto de conocer en el coffee shop Extase de Ámsterdam, me dijo que había estado en Las Médulas. ¡Olé tus uvas! El Bajo tiene solera y caché. Es ruta de penitentes, senda turística, vía láctea, camino compostelano, lugar de castillos y cenobios. 
El Bajo tal vez sea más espiritual que el Alto en su ascensión a la gloria. Y seguramente ha sabido vender mejor, aunque no lo haya hecho más barato, porque Ponferrada cuenta con una historia templaria que la convierte en dueña y señora de elevada alcurnia. 
Bembibre, por su parte, resiente el peso dramático, trágico en circunstancias, de los costeros que se desprenden de sus minas, y quizá se acompleja ante la grandeza de la matrona. 
El señor de Bembibre ya forma parte de un sueño que se soñó a sí mismo.

martes, 8 de octubre de 2013

La fragua literaria leonesa: Carlos García Ruiz

LA FRAGUA LITERARIA LEONESA. CARLOS GARCÍA RUIZ

«Escribimos sobre lo que somos y lo que hemos vivido»

El dramaturgo, actor y director Carlos García Ruiz, autor de ‘Algo sexual’ acaba de escribir una comedia, cuyo título provisional es ‘Suerte’

Manuel Cuenya 08/10/2013
Con un doctorado en teatro por la Universidad de Alcalá de Henares, dramaturgia en la Escuela de Letras de Madrid con Juan Mayorga, Yolanda Pallín o Sanchís Sinisterra y cursos de escritura dramática y dirección escénica en la prestigiosa Escuela de San Antonio de los Baños de Cuba, el ponferradino Carlos García Ruiz es un todoterreno de las artes escénicas, que está cosechando éxitos fuera de nuestras fronteras, y un trotamundos, consciente de que «asumir ese desdoblamiento, frente al terruño, puede abrir el entendimiento para llegar a escribir de una forma más libre y global… A veces me siento como un Odiseo intentando volver a casa, pero las circunstancias me llevan de un lugar a otro, no puedo evitarlo, Ponferrada es mi Ítaca».
Cuba supuso para él un antes y un después, «Una experiencia única que desearía repetir y recomiendo» porque recuerda que, a través de un curso de dirección de actores que hiciera allí en 2008, le marcó su forma de entender los espacios teatrales y sobre todo el trato con el actor. «Desde ese momento creo que mi forma de dirigir cambió bastante. Allí conocí a la actriz Noelle Schonwald con la que luego hice el monólogo Aurora, que fue en parte mi billete de entrada al mundo artístico colombiano».

«No te rindas, porque todo el posible»