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miércoles, 28 de noviembre de 2012

La fragua literaria leonesa: Fermín López Costero

http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/el-microrrelato-narratividad-y-brevedad-_746426.html
Foto: M. Cuenya

Os dejo este reportaje, publicado en Diario de León, en la sección La fragua literaria leonesa, sobre el escritor y amigo Fermín López Costero. 


El cacabelense Fermín López Costero, que cultiva con esmero y vocación la narrativa breve, ha sido incluido recientemente en tres prestigiosas antologías sobre el microrrelato, como Antología del microrrelato español. Desde sus orígenes hasta la actualidad (Cátedra, 2012), de Irene Andres-Suárez; Mar de Pirañas. Los nuevos nombres del microrrelato español (Menoscuarto, 2012), a cargo de Fernando Valls; y Esplendor de sirenas (Cuadernos Negros, Bogotá), del mejicano Javier Perucho, y que aparecerá antes de finalizar este año. «Me produce una gran satisfacción, verme incluido en estas recientes e importantes antologías, elaboradas por algunos de los más prestigiosos especialistas a nivel internacional. Se trata de tres compilaciones muy diferentes, pero que dan idea de la gran importancia de este género dentro de la literatura en lengua española. La de Irene Andres-Suárez abarca algo más de un siglo y da cuenta de los que, a su juicio, son los autores más representativos, desde comienzos del siglo XX (J. R. Jiménez, Gómez de la Serna, García Lorca,…) hasta nuestros días (Á. Olgoso, G. S. Cutillas, M. Moyano,…). 

La antología de Fernando Valls, sin embargo, presta atención solamente a los nuevos autores del microrrelato español, muchos de los cuales se han dado a conocer a través de Internet. Y el libro de Javier Perucho es una antología temática, dedicada a las sirenas como personajes literarios; es interesante porque reúne piezas de autores muy destacados dentro de las letras hispanoamericanas».

      El autor berciano ha publicado dos libros de cuentos,  Pequeño catálogo de historias breves (Ayuntamiento de Cacabelos, 2003) y La soledad del farero y otras historias fulgurantes (Leteo, 2008), sobre el que me centraré más adelante, además de un poemario, Memorial de las piedras (Ayuntamiento de Talavera de la Reina, 2009), cuyo protagonista son las ruinas del monasterio berciano de Carracedo, y con el que obtuvo el distinguido Premio «Joaquín Benito de Lucas».
  Tampoco debemos olvidarnos del Catálogo bibliográfico de Antonio Pereira (Instituto de Estudios Bercianos, 2006), un libro imprescindible para el conocimiento y el estudio de la obra literaria del villafranquino universal, al que le unía una buena amistad. No en vano, López Costero es un discípulo aventajado del maestro Pereira. «Es cierto que en alguna que otra ocasión se han querido detectar influencias pereirianas en mis cuentos, lo cual me enorgullece una barbaridad, sin embargo, tales analogías son un elogio inmerecido, pues ¡qué más quisiera yo, que estar a la altura de semejante genio! Tuve la suerte de conocer a Pereira y de disfrutar durante algunos años ―hasta su fallecimiento― de su aprecio y, en ocasiones, también de su magisterio. Aprendí mucho con él, es cierto, pero su influencia en mí creo que es más teórica que formal o estilística. La elaboración de su catálogo bibliográfico ―concebido como una herramienta para facilitar a los especialistas el estudio de la obra de Pereira― me ayudó a conocer en toda su extensión tanto su poesía como su narrativa».
López Costero, que escribe artículos, ensayos, reportajes, poemas, greguerías y cuentos, es un apasionado de la historia del arte y de la literatura, destacando sobremanera en la composición de cuentos breves, como queda plasmado en su última obra narrativa, La soledad del farero y otras historias fulgurantes, donde el autor logra entretejer, de un modo hábil y certero, ingenioso y humorístico, una serie de microficciones que acaban, de una forma irremediable, enganchando a los lectores. «El microrrelato se basa en dos principios fundamentales: la narratividad (debe contar una historia) y la hiperbrevedad (debe hacerlo sin extenderse en el espacio). Requiere, entre otras cualidades, gran capacidad de síntesis, dominio del lenguaje y una minuciosidad extrema. Es, por tanto, un ejercicio de gran dificultad, que convierte a su autor en un orfebre de la narrativa. Tal es el grado de exigencia que, a veces, el éxito o el fracaso puede depender de factores en apariencia tan simples como la elección de un adjetivo o la colocación o no de una coma».
Su obra cumbre, La soledad del farero, es un compendio de historias fulgurantes en las que, de vez en cuando y de manera velada, se repiten personajes, objetos o situaciones, lo que confiere cierta unidad y coherencia al conjunto de este estupendo volumen.
Asimismo, cabe señalar que, este mismo año, López Costero quedó finalista del II Premio Internacional de Microrrelato «Museo de la Palabra» con una pieza muy breve, titulada Robinson. A dicho premio se presentaron 14.253 obras provenientes de 89 países y escritas en español, inglés, árabe y hebreo.
Al autor berciano le gusta sorprendernos con arranques y finales antológicos en casi todos sus microcuentos, que por otro lado están aderezados con un humor, en ocasiones negro, y cuyos personajes adolecen, en su mayoría, de algún trastorno o bien son muertos que nos hablan desde un más allá: fantasmas, zombis, espíritus, incluso licuados, entre otros muchos seres fabulosos. Como ocurre en los mejores relatos del maestro mexicano Juan Rulfo. «Me gusta moverme entre lo real y lo fantástico, en un ir y venir constante, que juega con el lector y que, a menudo, lo hace cómplice y partícipe; por eso doy protagonismo a personajes fuera de lo normal y que detrás de sus trastornos, miserias, excentricidades y demás ocultan un mundo tremendamente enriquecedor y misterioso, que suele aportar visiones diferentes y mucho más atinadas de la realidad que las que perciben o proporcionan los seres normales, que dan escaso juego cuando nos situamos en el territorio de la fantasía».
La obra de López Costero, que también figura en diversas publicaciones como Turia, Xarmenta, Paréntesis, InComunidade, La Curuja, Filandón o The Children’s Book of American Birds, nos devuelve a una suerte de literatura que entronca con las esencias de los grandes de la narrativa breve, como Borges, Max Aub, Arreola, Ana María Suha, Tito Monterroso, Horacio Quiroga, Roberto Arlt y aun el leonés Luis Mateo Díez.
López Costero terminó de escribir esta primavera el que será su segundo poemario («Ahora viene lo más difícil ―dice―, que es publicarlo.») y, en la actualidad, trabaja en un nuevo libro de microrrelatos que ya tiene bastante avanzado.




¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

         Muchísimos. «Confabulario», de J. J. Arreola, por ejemplo.



Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida)
         La literatura, igual que la vida, está llena de personajes maravillosos (no sé si imprescindibles), como el famoso hidalgo Don Quijote de La Mancha.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable)
         Autores y libros insoportables hay muchos. El lector experto aprende a evitarlos.

Un rasgo que defina tu personalidad
         Cuando era joven siempre citaba la paciencia. Ahora ya no me queda mucha.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?
         La bondad, sin duda. De poco sirven otras cualidades si se es mala persona.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
         La política actual es decepcionante, lo mismo que la sociedad actual.

¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
         El placer diletante.

¿Por qué escribes?
         Porque la escritura me da lo que la vida no me presta.

¿Crees que las redes sociales, facebook o twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
         Ni mucho menos. No han sido creadas para eso.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
         Las potables, las cristalinas, las frescas, las mejores. Lo demás es beber en los charcos.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
         Hace tiempo que deseché la posibilidad de crear un blog. Además, trato de seguir el menor número posible de ellos, precisamente para poder escribir.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo
         ¡Ah! ¿Pero el mundo puede ser entendido?

domingo, 25 de noviembre de 2012

Una tarde en el circo

El martes 4 de diciembre proyectaremos esta peli, At the circus, en la casa de las culturas de Bembibre. Os esperamos. No os perdáis la cita con los Marx. 
        
Una tarde en el circo (At the circus) es una peli de 1939 dirigida por Edward Buzzell, quien también realizaría su siguiente obra, Los Hermanos Marx en el Oeste, en 1940.  

Buzzell fue, además, un actor de vodevil, intérprete de algunas comedias de Brodaway y varias pelis de finales de los años 20. Incluso llegó a compartir cartel con los Marx en sus actuaciones teatrales.

El guión, en esta ocasión, es de Irving Brecher, cuya estructura recuerda a otras películas de los Marx, en especial en lo referente a los personajes interpretados. 
Una vez más, los Hermanos Marx, además de la actriz Dumont, interpretan sus ya clásicos y arquetípicos papeles, similares a los de sus anteriores obras: Groucho haciéndose pasar por empresario de espectáculos y cantando con donaire y osadía el tema Lydia The Tattooed Lady (Lydia, la dama tatuada), a la vez que va enumerando los tatuajes que adornan el cuerpo de esta mujer, desde la Cataratas del Níagara y la cárcel de Alcatraz hasta Búfalo Bill; Chico como inmigrante italiano virtuoso del piano, y Harpo tocando el arpa, ayudando a un forzudo (Goliath) y haciendo el "mono" con varios animales, entre ellos un avestruz, a la que acaba jineteando

Por cierto, la desternillante melodía, cantada por Groucho en el restaurante del tren, es quizá el tema por excelencia de la Banda sonora, pues tal fue su éxito, que se hicieron diversas versiones de la misma en pelis como Historias de Filadelfia (1940), El rey pescador (1991) y aun en episodios de Walt Disney. 

La hermosa música, dirigida por el gran Franz Waxman, incluye, entre otras, la ya mencionada Lydia, la dama tatuada, o Blue Moon, interpretada por Harpo, aparte del virtuosismo interpretativo que nos muestra Chico al piano. En cuanto a la música de acompañamiento cumple una función ambiental, pues está tomada de las clásicas melodías circenses.

Conviene recordar que Waxman es célebre por las bandas sonoras de El Crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard), de Wilder, y La ventana indiscreta, de Hitchcock.

La Banda Sonora cuenta con cuatro canciones principales, debidas a dos magníficos compositores, Arlen y Harburg, quienes lograron un Óscar por su canción original, Over the rainbow, incluida en la Banda sonora de El mago de Oz (también de 1939). 

Aparte de los enredos, propios de las cintas de los Marx, también en ésta, como en Una noche en la ópera, hay una trama amorosa, entre el gerente del circo y Julie Randall, la domadora de caballos. Y a su vez vemos a una pareja de estafadores, Carter y su novia-araña. 

Si bien Una tarde en el circo está considerada como una película menor dentro de la filmografía de los Hermanos Marx, se trata de una obra interesante y divertida, que sigue enganchando por sus buenas dosis de humor surrealista y caótico, tan propio de estos universales cómicos, cuyo talento reside en sus geniales interpretaciones, con un dominio absoluto tanto del lenguaje mímico, gestual (véase al gran Harpo) como por sus gags verbales, chispeantes e ingeniosos (véanse las intervenciones de Chico y sobre todo del incombustible Groucho). 

En esta peli, el escenario del circo, como ya ocurriera con El circo, de Chaplin, es un lugar adecuado para que los Marx se luzcan con sus gags absurdos y surrealistas,  puesto que el circo nos devuelve a nuestros sueños infantiles y nos sumerge en la magia y las risas que nos procuran las acrobacias, los números musicales, los animales, etc., que la cámara registra con buen tino.

Escenas memorables (con diálogos absurdos y geniales) son sin duda cuando Chico le pide el billete a Groucho para subirse al tren, bajo la lluvia, en el andén o los trucos que se ingenia Groucho para alargar la cena que la señora Dukesbery (Margaret Dumont) ofrece a sus invitados, la cual repite en su papel de mujer rica, en este caso como la tía viuda del joven gerente del circo, Jeff Wilson, quien, con el fin de casarse con su amada y bella domadora de caballos, decide invertir su dinero e hipotecarse para comprarle el circo a su antiguo dueño, que, despechado, opta por robárselo con la ayuda de un forzudo y un enano.

Y aquí entran en juego la Dumont y por supuesto los Marx: Chico (como responsable de la seguridad del circo), Groucho como abogado, Harpo, como ayudante, y aun un gorila enfurecido, para intentar recuperar el dinero. Otros momentos o secuencias inolvidables, aparte de las ya mencionadas, están: las gamberradas que Chico y Harpo le hacen a Goliath mientras éste duerme tranquilo, con la ayuda, naturalmente, de la nana que le canta Chico, o cuando éstos mismos (los Marx) interrogan al enano, o cuando Groucho intenta conseguir, trepado al techo, el dinero que esconde en su escote la mujer-araña.

Como anécdota -en realidad relevante-, cabe mencionar que, una vez más, el cómico del cine mudo Buster Keaton, impuesto por el productor de la Metro (aunque no figure en los títulos de crédito de la peli) crea algunos gags que, sin embargo, no llegaron a convencer a los Marx, lo que provocó cierto malestar. Y eso, por lo general, se acaba reflejando en la pantalla. 

No obstante, esta peli merece la pena ser visionada. 




jueves, 22 de noviembre de 2012

Semana de montaña en Bembibre



Ayer mismo, en Bembibre, asistía a la charla del montañero vasco Alex Txikon (http://alextxikon.blogspot.com.es/), que nos deleitó con sus palabras y sobre todo con las imágenes de su peli, Nex Time Inshallad

Sus apasionantes viajes en coche, desde el País Vasco hasta el Nepal, y luego sus escaladas a las más importantes cimas de esta hermosa y bestial cordillera, la más alta de la Tierra, con al menos diez picos que superan los 8000 metros, entre ellos el mítico Everest, me ha religado una vez más con la aventura y los viajes más allá de los confines de la noche.
El viaje como vida, una forma de estar y ser, la escalada como un modo de confrontarse con el riesgo de la realidad. Donde menos te lo esperas, salta la liebre, pero cuando uno arriesga el pellejo, trepando por entre la nieve, el hielo, las bajísimas temperaturas, la falta de oxígeno, posibles avalanchas, entre otras inclemencias e inconvenientes, la aventura está servida y el peligro, incluso mortal, está asegurado. No hay vuelta de hoja.

Esta semana la villa del Benevivere se viste de alta montaña con la presencia de magníficos escaladores y estupendas escaladoras, entre ellos el mencionado Alex Txikon, la catalana Araceli Segarra (http://www.aracelisegarra.com/la primera española en subir al Everest, y que además ha coronado el Toubkal, en el Atlas Marroquí), Cecilia Buil (http://www.ceciliabuil.com/ES/index.asp), Rosa Fernández Rubio (http://www.rosafernandezrubio.com/y Alberto Zerain (http://www.albertozerain.com/).

Un placer y un lujo escuchar a estos intrépidos de la alta montaña, gracias a la gran labor que hace el club de montaña Gistredo, quien se encarga de organizar esta semana, la decimocuarta edición, que espero tenga larga vida.

Lástima que uno, por razones diversas, no pueda acudir a todas estas charlas y proyecciones en el Teatro Benevivere porque el martes, por ejemplo, tuvimos, casi a la misma hora, la proyección de Una noche en la ópera, de los Marx, en la casa de las culturas. Por su parte, hoy jueves tenemos en Ponferrada la expo y presentación del libro de foto nocturna, La luz de mi noche, de Presa, en el que hemos colaborados varios autores y autoras con textos, y mañana viernes el trovador y poeta berciano, el villafranquino universal, nuestro querido Juan Carlos Mestre, estará en el teatro Bergidum recitando y presentando poemas de su Bicicleta del panadero. 

Si es que uno no puede estar en todo, como un dios omnipresente. Y hay que elegir.

No nos vaya a ocurrir como al asno de Buridán, que ante la imposibilidad de decidirse o elegir entre dos montones de heno (o dos calderos de agua, según algunos), acaba muerto por inanición. Un absurdo llevado al extremo, porque a cuántos seres humanos en el mundo les gustaría llevarse a la boca un cacho de pan, y los pobres no tienen ni donde caerse muertos.

Resulta curioso que, de repente, se amontonen los actos, no dando abasto para poder estar en todo, aunque uno quisiera. Y eso que el Bierzo no es Madrid.




domingo, 18 de noviembre de 2012

Una noche en la ópera

Tras la no demasiado exitosa Sopa de ganso (aunque esto es falso, porque lo que pretendía la Paramount, la productora, era largar a los incómodos Marx), estos cómicos neoyorkinos se lanzan con la aventura de Una noche en la ópera, cinta de 1935, que en este caso ya produce la Metro (MGM) y en la que sólo intervienen Groucho, Harpo y Chico. Es su sexta película.
        Zeppo, cuyo papel en Sopa de ganso había quedado harto pobre -este es al menos mi parecer-, se desmarca de la interpretación. 
         Se trata de una obra por la que sienten devoción tanto los surrealistas como los devotos del teatro del absurdo. Y es que ésta, como Sopa de ganso, tienen mucho de absurdo y surrealismo a raudales. 
        Una noche en la ópera (A night at the opera) conlleva una burla implícita a la burocracia, a la vanidad (representada, por ejemplo, por el tenor Lassparri), a la pretensión de conseguir relaciones y amistades a través del dinero (que no lo es todo, ni mucho menos, pero ayuda a soportar los sinsabores de este mundo hipercapitalizado y consumista, en el que la moneda de cambio es y seguirá siendo la guita). 
         A decir verdad, convendría verla en su versión original -en realidad como todas las pelis-, porque así los espectadores/as no se pierden la auténtica interpretación, aunque también se corre el riesgo de no seguir los diálogos, los juegos de palabras, si uno no domina el inglés. 
        Su director, Sam Wood, había sido ayudante de dirección del afamado Cecil B. De Mille. Posteriormente codirigiría la oscarizada Lo que el viento se llevó, y volvería a dirigir a los humorísticos hermanos en la memorable Un día en las carreras.
        Como en sus anteriores películas, toda la puesta en escena de Una noche en la ópera está concebida para que se luzcan los Marx. La cámara a su entera disposición, con una fotografía contrastada, algunas bellas tomas y sugerentes primeros planos. 
        Una vez más, también vemos a la Dumont (Claypool) y a Groucho en sus respectivos papeles de millonaria y vividor, quien, burlándose constantemente de la viuda y acaudalada señora Claypool, pretende convertirse en mecenas de una ópera para codearse con la alta sociedad. Y acaba contratando, por error, a otro tenor, Baroni, que no estaba previsto, eso sí, tras una delirante negociación con su supuesto representante, interpretado por Chico (“la parte contratante…”).
        Sobresale un guión bien estructurado, en el que intervinieron varios guionistas, entre ellos el clásico Buster Keaton (quien por cierto no aparece acreditado), el cual le regaló sus mejores momentos a Harpo. No olvidemos que Buster Keaton era un genio del cine mudo, y Harpo hace de mudo.
En Una noche en la ópera está todo perfectamente hilvanado, en armonía -desde el vodevil hasta algunas piruetas circenses-, en una magnífica simbiosis de diferentes géneros cinematográficos, donde todo fluye en este musical y a la vez comedia romántica de amor "casi imposible" entre una soprano y un tenor. Si me permitís la licencia, la trama amorosa es lo que menos llama la atención. 
        Transgresora, ingeniosa, sentimental y dramática, Una noche en la ópera goza de un ritmo trepidante, equilibrado precisamente a través de algunos excelentes números musicales (como el que nos ofrecen los Marx con el piano, el arpa y la voz), repleta de gags –un total de 175- (Groucho gritando como si fuera Tarzán, el cambio de camas en el hotel, o la inolvidable escena del camarote, que es un excelente corto en sí misma), y otros, con mayor aderezo verbal (“la parte contratante...”, que es un buen ejemplo de humor absurdo y surrealista). Algunos de los sketches ya habían aparecido en sus anteriores pelis, otros incluso los recuperan de sus antiguas obras de teatro.
        Un guión, en definitiva, que engarza con sentido todos los chistes, con diálogos afilados, divertidos, muy chistosos, algo que hereda el cine de Woody Allen (quien por lo demás nace en 1935) y cuya esencia figura asimismo en el humor judío/americano así como en algunos monologuistas del panorama actual.
        La música, ya que se trata de un musical, cumple una función muy importante, con algunas arias operísticas y canciones originales, como Alone (interpretada al arpa por Harpo) o All I do is dream of you, esta última tocada por Chico al piano, que luego se haría famosa en la Banda Sonora de Cantando bajo la lluvia. 
        Reconocida por la crítica como la mejor peli de los Marx/Marks, tal vez la más redonda, en su día se convirtió en todo un éxito comercial. 
        Al igual que Sopa de gansoUna noche en la ópera figura entre las 100 mejores comedias de toda la historia del cine. Está considerada como una "película cultural, histórica o estéticamente significativa".
          “Me gustaron Sopa de ganso y Plumas de caballo, y me gustan partes de El conflicto de los Marx, pero creo que mi favorita es Una noche en la ópera. Tiene secuencias estupendas, muy divertidas”, dice Groucho. 

jueves, 15 de noviembre de 2012

Desahuciados

A este paso, y este ritmo, una buena parte de las familias españolas tendrán que quedarse a papar la mosca, mirar las apabardas, contemplar la nada, mientras los bancos, respaldados por una política de mierda y una justicia/injusticia (también hedorosa), les hacen la cama para que acaben debajo de un puente, "la puente" de la desesperanza y la desheredad. 

Desahuciados de sus moradas, los pobres, los indigentes, los aplastados tendrán que hacer tripas de corazón para seguir luchando en este mundo desabrido y descompuesto, hecho nomás para los ricos riquísimos y esos tiburones dispuestos, siempre con voracidad canibalesca, a zamparse a sus congéneres débiles, que no tienen dónde caerse muertos, porque lo poco que tenían, su pisito, se lo van a llevar los demonios, que en este caso son los bancos con las alforjas bien repletas y los  banqueros con la andorga llena a rebosar. 


La crisis económica, financiera, moral y espiritual está literalmente arrasando con todo, aniquilándonos, poniéndonos el cordel en el pescuezo hasta cortarnos el último hálito de vida. ¡Puta crisis y quien la inventó! ¡Porque no me digáis que esto no es un invento malévolo para joder "untuvía" más y mejor a los de abajo! A quienes siempre pagan y pagarán los platos rotos (y aun los sin romper), porque al final y siempre todo lo paga el payo el porro, que se dice en mi tierra.


Da una inmensa tristeza cómo algunas, muchas familias sin recursos, al paro, tienen y tendrán que salir escopetados de sus casas, aunque estuvieran pagando religiosa y puntualmente cada mes, y durante años, una hipoteca cuasi imposible. Pero al final no va a servir de nada, porque el ahogo actual les impide e impedirá seguir apoquinando. Mal camino llevamos. 


Los bancos nos han tomado el pelo, los políticos de turno nos han dejado solos ante el peligro, la justicia mira para otro lado (o sea para quienes tienen el poder y la riqueza) y nadie quiere hacerse cargo del entuerto. Entonces, en su día de cierta bonanza (que tampoco lo fue realmente, al menos para una mayoría), los españolitos y españolitas nos creíamos que éramos ricos (herencia fijodalga autoengañosa), y que podíamos hipotecarnos hasta el cejamen.


Nos engañaron y nos dejamos hacer (consentimos y aun alimentamos la patraña) y ahora todas son lamentaciones. Si es que no hay nada seguro, y menos en este mundo incierto que cada día puede sobrecogernos con cualquier mangada de última hora: Que USA tosió, que Japón sufrió una hecatombe, que el Oriente Próximo no deja de "estoupar", que el África negra se muere de hambre, que las bolsas tiemblan, que se avecina una catástrofe de consecuencias impredecibles...


Mucho ánimo para esas familias que están acojonadas esperando el fatal desenlace, el desahucio, y que no encuentran salida en un callejón amurallado, imposible de trepar. 


A ver si se aplican las leyes constitucionales, los principios democráticos, según los cuales todo ser humano tiene o debería tener derecho a una vivienda, aunque sea "merito" un boliche para meter las orejas y cobijarse de las inclemencias hasta que vaya escampando. 


Mientras, en el horizonte, seguimos atisbando unos nubarrones que meten miedo.

En Veguellina de Órbigo


Mañana viernes toca cita en Veguellina de Órbigo, pueblo en el que he estado en muchas ocasiones, sobre todo en estos últimos años, con motivo de Poesía a orillas del Órbigo, y también a resultas de Narradores en Otoño

Allí he estado naturalmente como espectador, con el ánimo y las ganas de arropar a amigos y amigas, de escuchar a narradores y poetas como Mestre, López Costero, Pilar Blanco, Ester Folgueral, César Gavela, Tomás Sánchez Santiago, entre otros. 

Y mañana ha llegado mi hora -siempre hay una hora de la verdad o de la ficción-, la hora de intervenir como narrador. Me alegra que el ayuntamiento de Veguellina, a través de Helena José Fraile y Tomás Néstor, haya pensado en mí para participar como autor en este ciclo otoñal. 

Se agradece, sobre todo en esta estación, colorida y pictórica en nuestro Bierzo insular, pero "caída", falta de luminosidad y algo tristona en toda la provincia leonesa. 

Me hace ilusión (ay, qué ilu) estar en Veguellina, a orillas del Órbigo, dejándome fluir, sonriendo al clima, haciéndole carantoñas a las palabras. 

En mi infancia, Veguellina me parecía un lugar alejado pero a la vez familiar. Un paisaje que en cierto modo debía recordarme a Mansilla de las Mulas, la tierra de mi abuela paterna, Simona, a quien llegué a conocer al final de su vida. Es probable que en Veguellina estuviera sólo una o dos veces cuando era un rapaz. 

De allí era Antonio, un maestro barbirrojo y guasón, tocador de guitarra y cantor de iglesia, que impartiera docencia a mediados de los 80 y principios de los 90, creo recordar, en Noceda del Bierzo. Y con quien alguna vez me divertí jugando al ajedrez en el Mesón de Las Chanas, porque a mí no me tocó ya como profe. 

Desgraciadamente, hace unos meses falleció, en plena actividad. Para ese tiempo, Antonio ya vivía en su tierra, e imagino que estaría a punto de jubilarse. Qué terrible. 

Una vez más, la muerte me hace tomar conciencia de nuestra finitud mortal y rosa, de la brevedad de la vida, del absurdo que supone en ocasiones la vida, sobre todo la de algunos muertos y algunas muertas, como la muerte reciente de mi vecina y paisana Consuelo (a la que quiero dedicar con mucho cariño estas palabras) porque su vida no fue, precisamente, de color rosa, y sus últimos años se los pasó, demenciada, fuera de la realidad, y aun de su tierra, de su parada.

Cada vez que me da por reflexionar sobre esto, me entra gorrión, y se me caen los ánimos por los suelos, pero mañana estaré en Veguellina, a orillas del Órbigo, y la literatura (o lo que sea) me hará entrar en otros espacios, recordando con satisfacción que estuve en el Órbigo un día en que la felicidad me acarició la mirada y el tiempo fluyó por mis venas. 

El 21 de diciembre nos os perdáis a Noemí Sabugal. 

martes, 13 de noviembre de 2012

Febrero de 1999


Febrero de 1999. Luce un cielo muy hermoso y azul. Dan ganas de zampárselo. No estaría nada mal como postre. Suena música magrebí en Radio 3. 

Juan Goytisolo me estimuló con sus Aproximaciones de Gaudí en Capadocia. El mundo árabe resulta estimulante. Cheb Nadir es un gran músico. Cheb Mami también lo es. La vida sin música no tendría sabor. No concibo la vida sin entregarme a las emociones que procuran los sonidos excelsos. A veces he llorado escuchando música. He llorado de alegría. Con Michael Nyman, con Glass, con tantas músicas. Los pelitos se me erizan y mis ánimos se elevan por todo lo alto. Entonces, el mundo me parece bonito y  me siento como flotando en un paraíso malvarrosa, dulce, placentero. 

Es probable que la música sea el arte más noble y universal que existe. A través de la música se puede reinventar el mundo, recrear otros cosmos. Platón se dio cuenta de que a través de la música se puede educar a la población. Y entrar en trance como un derviche. Por ejemplo a ritmo del grupo marroquí Nas al Ghiuán....

Se está acabando el mes. No tengo muchas ganas de escribir. Me siento como en otro mundo.  Hoy puedo permitirme el lujo de plagiar y hasta de columpiarme en el circo de los delirios. Si uno vive en la mediocridad, el ánimo se tuerce y las neuronas comienzan a patinar en la nieve de las decadencias. La literatura es memoria, asegura Ray Loriga. Su novela Tokyo ya no nos quiere va contra la memoria, porque eliminar el recuerdo es lo que te da la posibilidad de ser libre. Desprenderse del pasado es la mejor terapia para abrazar el futuro, abrirse al amplio cosmos. Vivir de recuerdos acaba esclavizando y sumiendo en la nostalgia más asesina, esto lo dice este menda. 

Vivir anclado en el pasado sólo invita a regodearse en la muerte. Es como sentarse a la puerta de casa y esperar a que llegue La Parca, guadaña en mano, a que te rebane el pescuezo. En el  Ato Bierzo es típica la imagen del señorín o señorina contemplando la nada, sentados a la sombra del corredor de la casa, o al fresco de un arbolín en tardes de siesta y sopor, esperando que se aparezca un ángel o una divinidad que te resuelva la vida de una vez para siempre, esperando que la muerte aparezca. 

Prefiero ir en busca de la muerte, que ésta me agarre por sorpresa, que me pille viajando, recorriendo el ancho mundo. Como un personaje que tuviera cita con la muerte y por no charlar con ella se hiciera el desentendido y no acudiera al rendez-vous. Como quien se aleja del peligro viajando a otro espacio, y quizá a otro tiempo. 

Siempre supe que en abandonando México, nada malo me podría suceder. Una vez en el avión todo sería vida y dulzura. Qué ingenuidad y autoengaño. París me esperaba con los brazos abiertos en Charles de Gaulle. México quedaba atrás. La muerte había dejado de perseguirme. 

El sentimiento de angustia y agonía se aplacan cuando uno toma otro rumbo, atraviesa el charco, y se adhiere a una luz matutina, intensa, poderosa, capaz de inflamar tu corazón, y hacer que el mundo se transforme en una caricia tierna, protectora, que te tiende una mano y te invita a entrar en un sueño dulce, fluido, encarnado. Entonces, el horizonte se torna color rosa, poéticamente esperanzador. 

Desde el avión la noche se va tornado día allá en el continente europeo, la noche luce surreal y colorida, hay rosas y amarillos que tintan el oscuro rostro del espacio. 

Tokyo ya no nos quiere es un libro de viajes, escrito en el curso de un viaje en el que el ordenador ha funcionado como una Polaroid que registraba los sonidos, olores y vivencias que impregnan las ciudades  o lugares  recorridos: Arizona, Tokyo, Berlín, Madrid... 

Me encanta escribir sobre lo que veo, toco, huelo, recorro con la punta de mis pies y mi sensorio. Marruecos fue para mí un oasis de inspiración y deseo, pasión y estímulos a prueba de bomba. La mejor literatura acaso brota de las impresiones. Uno sólo tiene que dejarse acariciar por los estímulos del ambiente. No hay nada mejor  que dejarse envolver por el entorno.

Son los libros de viajes los que más me encandilan. El pasado es más un lastre que un tesoro. Ray Loriga es de los que se apuntan al consumo de drogas con el fin de tener una percepción más amplia de la realidad. Las drogas como posibilidad y construcción literaria también las encontramos en Thomas de Quincey, Baudelaire, Poe, Bukowski, Genet, Rimbaud... y el propio Jim Morrison, compositor surrealista enterrado en Père-Lachaise. 

La literatura es viaje, escribe Julio Llamazares. 
Antonio Colinas, en cambio, dice que la clave de escribir está en la memoria infantil, porque la infancia es el espacio de las primeras contemplaciones, y de ahí nace casi todo.

Se acaba febrerito el corto. Es infame el paso acelerado del tiempo. El tiempo es oro y muerte a la vez. El tiempo borra y estigmatiza los recuerdos, rompe y rasga las entrañas poco a poco, sin que uno se de cuenta. 

Ayer estuve de copeteo por el Bellas Artes, el Cocodrilo y luego el Cotton Blues. 

Salir de copas es una forma como cualquier otra de asesinar el tiempo. Salir de cervezas es como ir en busca de una mirada que te saque de tu sitio, estar expuesto a que te pisoteen y te bailen el meneito, rozando tus cuerdas en el arcorde atolondrado de los contratiempos. Aún no me ha afectado el tremens delirium, eso creo. Y mi estado confusional/confesional aún sabe conducir sus desorientaciones por el desván de las intimidades. A ritmo de blues soy capaz de entretejer  segundos de éxtasis. 

Escribir es como salirse por peteneras en el reino absurdo del lenguaje. Componer oraciones es como surcar el campo fértil de la sintaxis aderezada con orégano y tomillo. Los petirrojos, ni siquiera los pardales,  aún no han anidado en mis cavernas. Ayer encontré a Ángela. Esa rubiecita cubista que sonríe como una paloma abatida, circunspecta. Una chavala delgada y con un rostro entre simpático y ácido, una mezcla explosiva. Ángela invita a mirarla desde una perspectiva pictórica de ángulos y cuadrángulos, en la penumbra de un bodegón expresionista. Me está entrando modorra, y parece que no me fluyera el lenguaje. Tengo sueño y hambre de estímulos, qué contradictorio. Quiero bucear en los mares tangenciales del surrealismo, componiendo odas al tiempo y a la muerte, obsesionado por el discurrir vital. 

Vivir no es fácil pero morir debe ser más jodido, aunque cuando la muerte llegue yo ya no estaré para verle la jeta de marrana que debe ponérsele en horas fatídicas... qué cínico. La muerte no tiene rostro, el rostro lo pone el muerto o la muerta. La muerte no está fuera, no está en ningún lugar. O sí. Está en cada vivo y en cada viva.

Hay muertos vivos y vivos muertos. Al final, todos calvos. Qué chistoso.  La muerte mora en el interior del individuo. Vida y muerte son lesbianas, como en la canción de Javier Corcobado. Todos a la bi y a la ba, porrompompero... Es la hora de la comida y me siento desfallecido. Anoto cualquier ocurrencia por si algún día tuviera que echar mano de ella. Vaya ridiculez.  Para que quede constancia.  

Soy un asqueroso existencialista. Sartre y Camus no eran nada asquerosos. Me parece. Aunque dispongo de todas las horas del día, ningún trabajo esclavizante me chinga. La verdad es que no encuentro tiempo suficiente para leer todo lo que quisiera, ni escribir todo lo que deseara, ni siquiera encuentro tiempo para preparar la maldita oposición y vivir con intensidad  cada momento. Es el eterno problema de no encontrar tiempo suficiente. Siempre el tiempo. La sangre. 

Hay que dormir, descansar, pensar en las musarañas, hablar con la humanidad, tocar el arpa y el saxofón en ratos perdidos... Hay tantas cosas que hacer que nunca hay tiempo para nada. Mientras, la vida se consume en menos que un gamusino se echa a la cazuela a una camada de roedoras. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

El conde de Lautréamont, surrealista y visionario

De repente, echando la vista atrás me topo con este texto, escrito hace ya algunos años, que no llegué a publicar en Diario de León, aunque la intención primera fuera ésa. Lo recupero ahora, tocado y retocado, como siempre, porque escribir es reescribir. 
Vaya aquí, sobre todo para aquellos y aquellas a quienes les gustan estas cosas.

El conde de Lautréamont, que fue uno de los escritores malditos que más influyeron en los surrealistas (véanse por ejemplo algunas pelis de Buñuel, o una secuencia en concreto de Los olvidados) sigue vivo entre nosotros.

Sus aullidos, como los que aún escuchamos de sus perros fúnebres, nos sobrecogen y nos invitan a ir más allá. 

“La palabra poética termina en aullido o en silencio", escribió el genial Octavio Paz.

Lautréamont es un médium (en nuestra época están de moda), a través del cual habla esta humanidad vuelta del revés. Nunca el ser humano fue bueno ni siquiera en aquella época en que a Rousseau se le ocurriera decir que el hombre es bueno por naturaleza. 

Hace falta mucho coraje y apetito cropofágico para digerir la realidad: comida basura, televisión basura, cine basura, trabajo basura, bonos basura, primas de riesgo imposibles, hipotecas por las estratosferas, política basura, hecha a imagen y semejanza de nuestra sociedad basura... 

Qué barbaridad, ¿adónde vamos a ir a parar? Y así, en este plan, hasta rayar el límite escatológico de la sinrazón, la razón que produce monstruos, caníbales enfermos, máquinas taradas. Capitalismo y esquizofrenia. ¿Os acordáis de Guattari y Deleuze y su Anti-Edipo? Guita por un tubo, en manos de los mismos, y desdoblamiento de personalidad. Dos en uno. Como en rebajas.

La basura, bien lo sabemos, es igual aquí que allá (como vemos/oímos también en Pulp Fiction, de Tarantino) y a nadie parece preocuparle el hedor. Mierda somos y a la mierda regresamos. Nomás. Algo que podría suscribir Artaud (otro surrealista de cuidadín). En busca de la fecalidad ansiada. Vivimos en un mundo de trepas y asquerosos. O esa es la impresión.

Este mundo, excuso decir nauseabundo, parece estar hecho para comemierdas, soplapollas y algún que otro hijo de perra salido de madre. Perdón por la fraseología salida de madre, compadres y comadres.

La virtud y la bondad no reinan en el mundo de los injustos y pendencieros. Ni siquiera la literatura está hecha con buenos sentimientos. Los buenos sentimientos no tienen cabida en este infierno, que no sólo son los otros, como nos dijera Sartre en A puerta cerrada, sino uno mismo. 

“Los medios virtuosos y bonachones no llevan a parte alguna”, leemos en el Canto segundo de Los cantos de Maldoror, de Lautréamont. “Es preciso utilizar palancas más enérgicas y más sabias tramas”. Es preciso estar apalancado y actuar con premeditación y alevosía, hacer cálculos egoístas en las aguas heladas de la perfidia. “Antes de que te hagas célebre por tu virtud y alcances tu objetivo -nos aconseja el conde- otros cien tendrán tiempo de hacer cabriolas sobre tu espalda y llegar al final de la carrera delante de ti... Es necesario saber abarcar, con mayor grandeza, el horizonte del tiempo presente”. 

Abrazar todas las farolas que en el mundo son. “Cuando se desea ser célebre, es necesario zambullirse con gracia en ríos de sangre, alimentados por la carne de cañón... Lo primero para hacerse célebre, es tener dinero. Pero, como no lo tienes, deberás asesinar para obtenerlo”. 

Tener dinero, robarlo o asesinar para tenerlo. He aquí la madre del cordero. Cordero de dios que quitas el pecado del mundo, dánoslo hoy.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Filandón-magosto en Noceda del Bierzo

Noceda otoñal
http://www.diariodeleon.es/noticias/bierzo/filandon-berciano-este-sabado-en-noceda_741098.html

http://www.nocedadelbierzo.com/eventos.html

El próximo sábado 10 de noviembre nos daremos cita algunos amigos y amigas, conocidos y conocidas, en las antiguas escuelas del barrio de Vega, en Noceda del Bierzo, el útero de Gistredo, para recitarles y cantarles algunas odas campestres, o lo que se tercie, a las ninfas de las aguas balsámicas de las fuentes de Noceda. 

Una vez más, en este caso en otoño, nos reuniremos al amor sagrado de las palabras, con la hoguera encendida de los magostos a la antigua usanza. Un filandón-magosto organizado por la Asociación Faceira, con el poeta y amigo Abel Aparicio dando estopa al fuego de las palabras.

Allí estaremos algunos duendes para amenizar el encuentro, con la presentación de algunos textos, en mi caso con el Vocabulario de Noceda, como seña de identidad, y en el caso del vecino y paisano, José Álvarez (Pepe), con el suyo, en el que recoge no sólo términos propios y singulares de la zona del Alto Boeza y zonas limítrofes sino historias, tanto en castellano como en astur, leonés o asturllionés/lleunés, o mejor dicho en ese chapurreao que hablamos en Noceda del Bierzo y aledaños: Quintana de Fuseros, San Justo de Cabanillas, Cabanillas de San Justo, entre otros. 

"Noceda del Bierzo es pueblo fronterizo entre lo leonés (ahí están sus hablares) y lo gallego (ahí está su influencia y la tapia de su colonización)", según Pedro Trapiello,
"en el que lo leonés le va pudiendo significativamente a
los modismos galaicos -añade-, que también aquí campan 

en su libertad fronteriza lejos de normativas lingüísticas

que lo empobrezcan". http://www.diariodeleon.es/noticias/contraportada/la-coruja-purre_232877.html

http://www.diariodeleon.es/noticias/contraportada/escuernacruces_444101.html

Además de nuestras intervenciones, estarán Tono G. Sahagún, con sus relatos y crucigramas http://www.diariodeleon.es/noticias/revista/crucigramas-en-leones_711774.html, Daniel Guerra, con sus poemas, y para el broche de oro, contaremos con la presencia de los rapaces de Tarna, Rodri y Diego, que nos deleitarán con sus melodías de folk leonés. http://tarna.info/2012/11/05/tarna-vuelve-a-el-bierzo/

Es probable que haya alguna sorpresa poética y musical. Pero esto nos lo reservamos para quienes asistáis al acto. 





Introducción al Vocabulario de Noceda del Bierzo

En este vocabulario se incluyen vocablos que, al parecer, son originarios de Noceda del Bierzo. O al menos los hemos oído a lo largo de nuestra vida en el pueblo. Es probable que estas palabras también se empleen en otros sitios del Bierzo, sobre todo del Bierzo Alto, con igual o diferente significado. Nos atrevemos, eso sí, a rescatarlas del olvido. Intentaremos, en la medida de lo posible, ser fieles a su significado primigenio. Si alguien, luego de leer el significado otorgado a estas palabras, cree que no es el correcto o no es el más adecuado, nos gustaría que aportara su definición de 
las mismas, y aun diera ejemplos ilustrativos.



La lengua, bien lo sabemos, es algo vivo. Y como tal ser vivo, esperamos que crezca y se desarrolle hasta donde sea posible. Cuanto más crecida y hermosa esté una palabra, tanto mejor 
para nosotros. A menudo son las palabras las que hablan por nosotros y no nosotros por ellas. Va siendo hora de que también los paisanos/as de Noceda recuperemos los vocablos que utilizaran nuestros ancestros, incluso aquellos que aún siguen en boca de algunos mayores. Nuestro deseo es sacar a la luz términos que hoy se utilizan muy poco o casi nada. 



Desafortunadamente, la gente mayor, que empleaba aquellas palabras con naturalidad, va desapareciendo y los jóvenes de Noceda, y algunos no tan jóvenes, estamos contaminados por esa forma de hablar propia que nos impone la televisión, la telebasura, y aun otros medios de comunicación de masas, que siguen empeñados en tratarnos como a un rebaño. Ni que decir tiene que cada día, en nuestro lenguaje cotidiano, empleamos términos con resonancias 
anglosajonas. Es como si habláramos una suerte de español y/o castellano traducido del inglés. Y en vez de hablar de un empresario emprendedor decimos que es un ejecutivo agresivo, como si en vez de referirnos a un tipo con capacidad de gestión nos estuviéramos 

refiriendo a un tipo violento que nos fuera a atizar unos golpes. Lo que los fronterizos con Gringolandia llaman splanglish. En nuestro idioma contamos con suficientes palabras para expresarnos correctamente sin tener que recurrir a otros idiomas. Ya puestos en harina, sugiero que volvamos a las novelas de Quevedo y por supuesto al Quijote. En esta monumental y humorística obra de arte que escribiera Cervantes encontraremos ese vocabulario rico y certero que nos ayudará a expresarnos con naturalidad y desenvoltura. 



Son tantos los apodos y topónimos nocedenses, que les haré hueco en otros apartados. Me consta que Paco, alias Torganín, está haciendo una investigación acerca de los topónimos de Noceda, lo cual agradezco, porque es una gran labor.

Por el momento, seguiremos metiéndole mano al habla popular nocedense. Sólo así lograremos darle vida y vuelo a las palabras, que seguimos escuchando con admiración y gran placer.